Eduardo ROLDÁN. Internacionalista, diplomático, analista político y escritor.
EE.UU promovió la creación del sistema de Naciones Unidas mismo que buscó generar paz y seguridad internacional entre las naciones. Propició credibilidad, estabilidad y esperanza al mundo al término de la Segunda Guerra Mundial en 1945, hace 75 años. Se fundaron organismos subsidiarios para acometer esas tareas mundiales: El Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Corte Internacional de Justicia, etc. Lo paradógico es que el sistema que EE.UU promovió para su creación es el mismo país que a los 75 años lo horada cada día, saliéndose de la UNESCO, de la UPU, del Pacto de París sobre Cambio Climático, de la OMS, en plena pandemia mundial, golpeando a la OMC, etc; causando una inestabilidad mundial. Sin duda, la ONU está frente a nuevas crisis y oportunidades globales a sus 75 años.
Hoy el mundo está convulso en lo sanitario, educativo, comercial, tecnológico, medioambiental, migratorio, etc. Es evidente que para tener una nueva gobernabilidad mundial se requieren reformas profundas al sistema ONU.
La ONU misma ya no representa la realidad geopolítica y geconómica de hoy. El Consejo de Seguridad debe transformarse para que haya una representación real de los países del siglo XXI y no los del siglo XX. En particular de sus miembros permanentes. Todos sus órganos tienen burocracias altamente sofisticadas, muy bien pagadas, enormes y anquilosadas que consumen sus presupuestos de más de 6 mil millones de dólares en su gasto corriente. El presupuesto debe utilizarse más en gastos de inversión y obras que beneficien a las naciones y asus ciudadanos.
Hoy por hoy, entre los grandes desafíos globales que enfrenta la ONU se encuentran: las pandemias, el mediomabiente, la migración masiva, el comercio mundial, la pobreza, las guerras biológicas, el mundo digital irregulado, etc. Es fundamental frenar a nivel mundial el avance y la contención del Covid-19 y la aplicación de la vacuna a nivel universal. Y al mismo tiempo, con políticas públicas claras bien pensadas, evitar el colapso de las economías y el reforzamiento de las infraestructuras para el otorgamiento de servicios públicos de calidad.
Estoy de acuerdo con lo que dijera el señor Jean-Yves Le Drian, ministro de Europa y Asuntos Exteriores de Francia al afirmar que: “La pandemia es la continuación, por otros medios, de la lucha entre las potencias y también la sistematización de las relaciones de poder que se veían antes, con la exacerbación de la rivalidad chino-americana”. Ello se evidenció en la lucha por ser el primero en fabricar la vacuna contra le Covid-19 en particular entre EEUU, China, Rusia y Reino Unido.
En relación al medioambiente resulta indispensable el cabal cumplimiento del Acuerdo de París de 2015. El cambio climático es un realidad lacerante. El fenómeno permafrost debe tomarse en serio. Los polos se derriten por el calor y esto está generando que aparezcan cadáveres de animales muertos hace miles de años y ello traerá nuevas enfermedades, virus y bacterias hasta hoy desconocidas para el ser humano. Si Groenlandia se derrite el nivel del mar aumentará 7 m. Si la Antártica se derrite el nivel del mar subirá 60 m. en el 2117. Es claro que somos corresponsable de estos hechos ante las nuevas generaciones.
La migración se ha agudizado por guerras, falta de oportunidades a nivel mundial. Algunos le echan la culpa a la globalización, eso sería muy simplista, el hecho real es que ésta no se instrumentó correctamente. No se respetaron las reglas de la hglobalización. El tiempo apremia, no se ha dado solución aún a los problemas acumulados del siglo XX, y ya tenemos que enfrentar a los surgidos en el XXI. No debemos perder otro siglo y seguir con el humanicidio. La sociedad mundial está ávida de un mejor futuro y próspero. El comercio mundial no puede regresar a la guerra de aranceles y cuotas donde todos perderíamos.
El sistema digital requiere de una regulación transparente a nivel mundial. Las nuevas tecnologías y el uso de las redes sociales in extenso permiten por parte de los dueños de esas grandes empresas la manipulación. El margen de distinción entre una noticia verdadera de la falsa se ha vuelto más difícil por el grado de sofisticación utilizado por medio de los contenidos. Ésta es la sociedad tóxica. Ante este panorama, los críticos somos los optimistas donde sólo se tendrá éxito si se instrumentan mecanismos de una presión pública y masiva. Hemos transitado de la edad de la información a la edad de la desinformación y creación de mentiras y hechos falsos para la manipulacion. En la crisis de la pandemia provocada por el Covid-19 los ganadores han sido: Google, Oracle, Tesla, Berkshire, Microsoft, Amazon, Facebook,etc.
En síntesis esos son algunos de los desafíos de la ONU para el resto del siglo XXI. La crisis del Covid-19 es un efecto, no la causa de nuestros males. El Covid-19 es una amenaza para la paz mundial. En lo económico hizo que la economía del mundo cayera un 4.5% en 2020. Hay una crisis sistémica y multidimensional. Es económica, política, social, ideológica, cultural, sanitaria. La respuesta debe ser integral y multidimensional.