El Papa Francisco ha aprobado una carta del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, permitiendo que las personas transexuales sean parte activa de la Iglesia Católica. Esta decisión histórica allana el camino para que individuos que han experimentado cambios en su identidad de género, ya sea a través de tratamientos hormonales o cirugías de reasignación de sexo, puedan ser bautizados, ser padrinos o madrinas, y que sus hijos también reciban el sacramento.
Sin embargo, la carta subraya la condición de que el bautismo solo puede ser administrado si no hay “situaciones de riesgo de escándalo público o desorientación entre los fieles”. Este avance, aunque significativo, destaca la importancia de evitar cualquier controversia que pueda surgir en la comunidad.
En relación con los hijos adoptivos o nacidos mediante gestación subrogada, la carta especifica que tampoco se les niega el bautismo, siempre y cuando estén preparados para recibir el sacramento, junto con el compromiso de sus padres de educar en la fe católica.
El Papa Francisco, en el documento publicado el 3 de noviembre, enfatiza que las puertas de los sacramentos no deben cerrarse por ningún motivo, especialmente cuando se trata del bautismo, que es considerado “la puerta”. El texto destaca la idea de que la iglesia es un hogar paterno acogedor para todos, independientemente de sus experiencias de vida.
Esta carta surge como respuesta a las cuestiones planteadas por el Obispo de Santo Amaro en Brasil, Monseñor José Negri, el pasado 14 de julio. Redactada por el Sacerdote Prefecto Víctor Fernández y aprobada por el Papa Francisco el 31 de octubre, la carta busca abordar y aclarar las inquietudes planteadas por la comunidad católica.
En cuanto al apadrinamiento de matrimonios, la carta señala que no hay impedimento para las personas transexuales, siempre y cuando se eviten situaciones que puedan generar escándalo. Además, destaca que la legislación canónica universal no prohíbe que una persona transexual participe en la ceremonia de una boda.
En un mensaje de inclusión, la Iglesia Católica da un paso hacia adelante, reconociendo la diversidad y brindando oportunidades a aquellos que anteriormente podrían haberse sentido excluidos.