Donald Trump ha ganado las elecciones en Estados Unidos, derrotando a la aspirante demócrata Kamala Harris y asegurando su segundo mandato como presidente. Su victoria se consolida con la obtención de estados clave como Wisconsin, Pensilvania, Georgia y Carolina del Norte, mientras que Harris se queda con territorios como Nueva York y California.
En su discurso de celebración desde West Palm Beachm en Florida donde ha comparecido 3 horas antes del resultado definitivo, Trump afirmó: “Vamos a arreglar todo lo que está mal en este país”.
La relación entre Estados Unidos y México se enfrenta a un nuevo capítulo con este triunfo, donde los temas de narcotráfico, migración y comercio seguirán siendo centrales. Los especialistas advierten que, independientemente de quién esté en la Casa Blanca, la desconfianza entre ambos países persiste.
La reciente captura de Ismael “El Mayo” Zambada ha intensificado las tensiones, y el gobierno de Claudia Sheinbaum ha responsabilizado a EU. por la creciente violencia en Sinaloa.
Trump ha prometido un millón de deportaciones anuales, lo que podría tener un impacto devastador en la economía estadounidense y en los millones de mexicanos que viven en EE. UU. en situación irregular. Aunque sus números pueden parecer poco realistas, generan nerviosismo en ambos lados de la frontera.
La administración de Sheinbaum ha declarado que busca una “coordinación sin subordinación” con el nuevo gobierno estadounidense, enfocándose en abordar las causas profundas de la migración y la inseguridad. Sin embargo, existe escepticismo sobre la capacidad del gobierno mexicano para enfrentar estos desafíos, especialmente en un clima de austeridad.
A pesar de los temores, la relación bilateral entre México y EU es inevitable y requiere atención constante. Ambos países deberán trabajar juntos para enfrentar los problemas que afectan a la región.