DIGNIDAD Y HONESTIDAD DE ITURRALDE: ALFIL

Este lunes cinco de octubre, a unas cuantas horas de haber recibido el nombramiento de Coordinador de Asesores, el Maestro Raúl Iturralde Olvera, ex Director de Contabilidad, ex Rector de la UAQ, entre otros, decide renunciar al cargo por dignidad y honestidad.

Cuarenta años de conocer al Maestro Iturralde, me permite saber bien de su trayectoria estudiantil, profesional y laboral. Siempre ha sido una persona de bien, honesta y trabajadora. Ha entregado buenas cuentas en sus actividades profesionales.  “El Güero”, como se le conocía desde los tiempos de la Preparatoria Centro; dirigente desde entonces.

En los corrillos políticos se le ubicaba al frente de la USEBEQ o la Secretaría de Educación, áreas que bien conoce y domina. Sin embargo eso de los “enroques” antes de los nombramientos no resultaron las cosas como se esperaba. En lugar de ello, su amigo ahora gobernador Francisco Domínguez, lo nombra Coordinador de Asesores. Sorpresas para muchos y bien lo mencionaba en mi Columna de ayer, cuando refería que hubo sorpresas en las designaciones.

Me pareció un acto congruente del Maestro Iturralde -conociendo sus antecedentes personales y profesionales- el hecho de que haya presentado su renuncia al cargo. Él no iba por el puesto político como suele suceder en otros casos, él iba a trabajar para ayudar a su amigo Francisco y los espacios ideales eran otros.

Vaya que sorprendió a propios y extraños la renuncia del Maestro Raúl. Las especulaciones al respecto no se han hecho esperar y en las redes sociales los “expertos” en “rumorología” ya confirman otras razones muy distintas a la verdad; más de alguno lo enfermó como causa de la renuncia. Nada de eso, él goza de excelente salud. La razón fundamental de la renuncia fue ser honesto con su amigo y por dignidad no aceptó realizar una actividad que –además-, seguramente no le agrada; no iba por “chamba”.

Ese acto de dignidad debiera servir de ejemplo para muchas y muchos que aceptan realizar actividades que desconocen, que en su vida han sabido lo que es trabajar, que “agarran” lo que les den; a estos les gana el “chambismo” y la ambición del poder. Claro y el buen salario, con todo y prestaciones, que a muchos sirvió hasta para jubilarse sin saber lo que hacían.

En este caso no fue así, razones de principios fueron las que obligaron a Raúl a declinar de manera casi inmediata. Seguramente los tiradores que aun esperan un espacio ya tocan la puesta para que les abran y puedan entrar; la levantan la mano.

Ahora que, dada la gran amistad personal que existe entre Raúl Iturralde y Francisco Domínguez –que no con el gobernador-, este no debiera desperdiciar a un excelente elemento, buen ser humano que goza de conocimientos y prestigio bien ganados al paso de los años.

Siendo un profesional en materias en específico, su amigo Francisco debiera permitirle el apoyo en esas áreas que domina Raúl, de suyo bastante delicadas; ciertamente pedirle la ayuda, Querétaro requiere de buenos funcionarios públicos que trabajen por el bien de los queretanos, no para beneficio propio. Considero que, en este caso, el gobernador, debe aprovechar esa experiencia y no desperdiciarla, no tirarla por la borda. Un acto de dignidad el de Raúl Iturralde nunca visto.

En la vorágine, no faltó que algún amigo me comentara que Raúl también hubiera podido hacer un buen papel en el área de asesoría. Sin embargo en esa área a todos se les ofrece algo, asesorías de todo tipo, bueno hasta discursos pide más de alguno; lo más desgastante, que hecho el análisis, estudio y sugerencia, muchos lo tiran, terminan haciendo lo que les viene en gana. Otros asesores, me consta, se dedican al ocio y solo aceptan las peticiones del gobernador en turno, de manera tal que no hacen nada.

Así las cosas, enhorabuena por el gesto de honestidad y dignidad del Maestro Raúl Iturralde Olvera. Lo malo, que el gobierno no contará con un buen elemento humano y profesional en sus filas. Espero que el amigo –de Raúl-, hoy gobernador Francisco Domínguez, no deje ir tan fácilmente a su amigo y le asigne funciones o actividades propias de su experiencia profesional. Vaya que el ejemplo debiera cundir y más de alguna o alguno de los nuevos servidores públicos hiciera lo mismo, dejar el campo libre para quien sí tiene la capacidad y experiencia en el ramo.

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