TRAS LA VERDAD
Lo advertimos en la anterior Columna, no hubo consenso en la LVIII Legislatura, tampoco acuerdo para nombrar al Presidente de la Mesa Directiva; las diputadas pedían la oportunidad de presidir y representar al Poder Legislativo.
A pesar de ser 13 mujeres legisladoras y hacer mayoría simple en el Pleno, los diputados del PAN, que conforman el grupos mayoritario, no les han permitido a las mujeres que presidan la Mesa Directiva, ello denota que en política continúa el predominio del género masculino en la toma de decisiones a pesar de ser minoría.
En distintas legislaturas –federal y local- han adecuado diversas leyes, desde la misma Constitución, para que se aplique la equidad de género; sin embargo, en “casa del herrero, azadón de palo”, no practican en casa lo que predican fuera de ella, a la mujer la siguen marginando y no aplican la equidad de género.
¿Acaso no le tuvieron confianza a las mujeres ahora que se avecina el trabajo de aprobación del paquete de iniciativas de contenido fiscal? Ese no es problema alguno, en Comisiones se digiere el trabajo y el Pleno simplemente lo aprueba; sobre todo es la Entidad Superior de Fiscalización, la que maquila el trabajo fiscal.
Entonces ¿Qué razones hubo para que no designaran a una mujer en este cuarto periodo? Y es que van tres hombres, hasta ahora, los que han presidido la Mesa Directiva. No es ninguna novedad que, desde el Poder Ejecutivo, sutilmente se sugiera quién puede presidir ese Poder, de tal suerte que podría pensarse que les fue insinuar el nombre del sucesor de Eric Salas.
La razón es de lógica elemental. Las mujeres, que son mayoría, mucho pidieron y levantaron la mano para ser tomadas en cuenta, pero nada convenció a los hombres del poder en la Legislatura que los hiciera cambiar de opinión. Que Carmelita, que Herlinda, etcétera, ninguna fue tomada en cuenta, quedó en manos del panista Gerardo Ángeles Herrera, la conducción del próximo periodo.
La molestia no se hizo esperar por parte de las legisladoras y acordaron en impulsar una reforma legislativa en su propia normatividad- Ley Orgánica del Poder Legislativo- para que ahí se plasme la obligación de cumplir y hacer cumplir la equidad de género, en tratándose no solo de la Mesa Directiva, también en otras áreas de la administración.
Aguantaron las legisladoras, imperó la disciplina, principalmente del grupo parlamentario del PAN, se “conformaron” con el acuerdo; pero dos de ellas, Atalí Rangel y Carmelita Zúñiga, abiertamente adelantaron que estarán promoviendo la reforma legislativa de mérito, con el firme propósito de que se respete la equidad de género en la Legislatura y no quede sujeto ese principio a la voluntad de los hombres, sean estos minoría o mayoría.
Bien por las diputadas que adelantaron su desavenencia legislativa y política, por no respetar en el seno materno donde se gestan las normas, el principio constitucional de la equidad de género.