“Frecuencias”.
Todos los errores humanos tienen sus consecuencias, máxime cuando se trata de instigar y fomentar al uso de la violencia utilizando las redes sociales, ha sido el caso reciente del periodista guanajuatense Ricardo Alemán que desde muchos meses atrás se ha extralimitado en sus expresiones peyorativas, denotando gran agresividad en sus comentarios, por demás vulgar y con lenguaje de carretonero de baja monta; queriéndose congraciar con algunas personas.
El cúmulo de sus dislates renació en uno de los tuits que Alemán registró en su cuenta personal de twitter en el que abiertamente instigó al uso de la violencia física en contra de uno de los candidatos a la presidencia de nuestro país, nos referimos al representante de MORENA, Andrés Manuel López Obrador.
El comportamiento de Ricardo Alemán fue similar al que históricamente han utilizado grupos racistas estadounidenses, como el muy temido Ku Kus Klan (KKK).
En el ejercicio de nuestras labores periodísticas tenemos que ser cuidadosos, cautos, respetuosos en la manera en cómo decimos, externamos nuestras opiniones; al parecer ese periodista no se ha desenvuelto -ni por asomo- bajo una escala de Código de ética de conducta y de las buenas prácticas de esta noble profesión. Olvidando por completo, el bien hacer y el bien ser.
Ricardo Alemán muchas veces se extralimitó en su protagonismo informativo, bajo el pretexto del uso de la “Libertad de expresión”; esta última es nuestra herramienta básica diaria, sin que traspasemos el límite de la no afectación del otro; mucho menos que atente contra la vida de cualquier ser humano.
Recordemos bien que la instigación y manipulación, forman parte de la “desinformación” y “comunicadores” como Ricardo Alemán pretenden situarse como “creadores de la verdad absoluta”, en claro detrimento de otros.
Es común y recurrente la manera, peyorativa, pueril y soez en la que Ricardo Alemán acostumbra dirigirse a los lectores, amplió su cobertura informativa utilizando el apoyo de amplias redes sociales; la incidencia y sus expresiones violentas instigan y favorecen al enardecimiento de muchos, mismos que se dejan envolver en su perverso juego mediático. Es un remedo de la conducta de Steve Bannon, otrora asesor de comunicación del presidente estadounidense Donald Trump.
Por cierto, la empresa de Ricardo Alemán fue beneficiada el año pasado por la cantidad de casi 7 millones de pesos por concepto de publicidad provenientes de varias dependencias del gobierno federal.
La gota que derramó el vaso se presentó el pasado sábado cuando en su cuenta de twitter Alemán alentó al uso de la violencia en contra de AMLO; al señalar que así como John Lennon, la cantante estadounidense de origen mexicano Selena y el famoso modisto italiano avencidado en la Ciudad de Miami, Florida Giovanni Versace, fueron asesinados por sus respectivos fans, alertaba a que “sutilmente” hicieran lo propio, los “chairos” (término peyorativo que utiliza para dirigirse a los seguidores de AMLO).
Ese mensaje fue tendencia en redes sociales (“trending topics”).
La reacción no se hizo esperar, las empresas de televisión Televisa y Canal Once (del IPN) le despidieron casi de inmediato, quitándole así sendos espacios informativos.
Debo dejar en claro que bajo el cobijo de la “Libertad de expresión” no debemos extralimitarnos, mucho menos atentar en contra de la dignidad ni la vida de ningún ser humano; tenemos que desenvolvernos en un ambiente de respeto, sin dejar de ser críticos, objetivos y fundamentados.
Considero que ante ese tipo de hechos públicos se debe sentar un verdadero precedente legal y debiesen demandar a ese periodista; debemos deslindarnos de esos oprobiosos suceso, fomentados por Alemán mismos que obscurecen la razón humana y que no tienen ni razón jurídica ni razón legal.
No hagamos del uso de la “Libertad de expresión” una serie de torpes y promiscuos actos que envilecen el espíritu del ser humano.
Por el contrario, hagamos que dentro del cotidiano ejercicio periodístico se busque siempre la verdad, ya que ésta es la base de la convivencia diaria entre la gente civilizada.
Sobre todo por el candente y actual proceso electoral que vivimos en México, donde a escasos 54 días no debe enturbiarse por tal cantidad de factores denominados como “guerra sucia” que atentan contra la dignidad de cualquiera de los candidatos a la silla presidencial, donde también estarán en juego la renovación de 9 gubernaturas estatales y cargos de elección popular federal (diputados y senadores), y de los comicios en 30 entidades federativas, así como de presidencias municipales y legislaturas locales.
!No hay que echarle leña al fuego!
@JROLDANA