Cortesía de NCYT / Amazings (noticiasdelaciencia.com)
Las plantas capaces de obtener agua captando mediante sus hojas vapor de agua presente en el aire son un interesante ejemplo de cómo conseguir este preciado líquido por una vía alternativa a las comunes, y una estrategia a emular para desarrollar técnicas de extracción de agua dulce atmosférica, potencialmente útiles en zonas aquejadas por su escasez.
Las plantas que viven en regiones áridas, montañosas y húmedas del planeta dependen a menudo de sus hojas a la hora de obtener la humedad que necesitan para sobrevivir. La extraen del aire con ellas. Pero cómo exactamente lo logran había sido una cuestión un tanto misteriosa, hasta ahora.
Estudiando la morfología y la fisiología de plantas que poseen diminutos “pelos” cónicos o microfibras en la superficie de sus hojas, como las tomateras, o plantas con flores menos conocidas como son las de las especies Berkheya purpea y Lychnis sieboldii, el equipo de Shigeru Yamanaka, de la Universidad de Shinshu en Japón, ha desentrañado algunos de los entresijos de la captación y liberación de agua atmosférica que algún día, quizás cercano, podrían, a su vez, “bioinspirar” una tecnología para extraer agua del aire y así ayudar a aliviar su escasez global.
Estos investigadores examinaron la Lychnis sieboldii en detalle y descubrieron un singular rasgo que es la clave principal de su capacidad para atrapar agua del aire y liberarla en el interior de la planta cuando es necesario: los pelos en forma de cono con microfibras interiores se transforman de forma reversible en placas apretadas que se “enroscan” perpendicularmente en condiciones secas.
Estos cambios dinámicos implicados en el proceso de recogida de agua son la clave principal de su eficiencia.
Estas plantas ofrecen un interesante modelo a seguir. Se podría utilizar tecnología avanzada de fibras para “copiar” la estructura de las fibras en red de los pelos del vegetal y permitir el desarrollo de un aparato capaz de recoger agua del aire en regiones áridas del mundo con una eficiencia mayor que la que poseen los sistemas artificiales convencionales.