“Cambio climático: incoherencia e irracionaldad humana”. Jesús Roldán Acosta

“Frecuencias”
“Pobre no es el que no tiene poco, sino que verdaderamente pobre es el que necesita infinitamente mucho”. (Pepe Mújica, ex presidente de Uruguay).
Parte del epígrafe que da lugar a mi presente colaboración periodística, atribuida a Pepe Mújica, de una u otra manera también se encuentra vinculada al pensamiento de importantes filósofos: Séneca, Epicúreo y Aymara, sen tanto se encuentra ligado a la gran necesidad que toda la humanidad requiere: el derecho fundamental al recurso vital, como es el agua y que por efecto del Cambio Climático, derivado por la destructiva contaminación ambiental, la sequía están desposeyendo a muchísima gente del vital líquido.
La causa predominante es el modelo de civilización que muchos hemos adoptado, tendremos que revisar la manera en que debemos vivir.
¿De qué manera afrontamos, bajo el esquema colectivo e individual, los urgentes y graves peligros del cambio climático?
¿Cuál es el real sentido de la vida? Acaso nos preocupamos y por ende actuamos a favor de esta última?
¿Qué le deparará a las nuevas generaciones que habitan en este planeta tierra?
¿Qué estamos haciendo cada uno de nosotros para encarar el rápido y constante efecto del cambio climático y que indudablemente podría generar un impredecible colapso ecológico a escala mundial?
De manera estúpida e irracional, el ser humano se ha encargado de la desestabilización de la biósfera terráquea, a guisa de explotar desmedidamente los recursos naturales del entorno, vertiendo extraordinarias cantidades de los desechos y tóxicos. Con ello se provocan cambios en la composición misma del suelo, del agua y atmósfera.
Consciente e inconscientemente provocamos y alteramos el equilibrio ecológico, formado a lo largo de miles y millones de años.
El llamado “homo sapiens”de nuestra era se ha encargado de ser destructor en serie de la ecología y ha pasado a desenvolverse como asesino ecológico en masa, aniquilando grandes porcentajes de seres vivos, debilitándose así la civilización humana.
Como sabemos, el cambio climático, derivado entre otras causas a la incontrolada emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono enviado a la atmósfera, hacen que el clima cambie de manera drástica e intempestiva.
Optimistas estimaciones científicas advierten que a menos  que en los próximos quince años se reduzcan los gases de efecto invernadero, las temperaturas medias globales aumentarán más de 2 grados centígrados, contribuyendo a la expansión de los desiertos y desaparición rápida de los casquetes polares, aumento de los océanos aunado al cúmulo de fenómenos metereológicos desproporcionadamente radicales (huracanes y tifones); se alterarán la producción del campo e inundaran en gran medida las ciudades, el mundo sería inhabitable.
Los líderes mundiales y la gente común, en lo general no han hecho lo básico para paliar y en el mejor de los casos solucionar ese flagelo global.
¿Acaso nos estaremos aproximando a una tragedia mundial? En tanto que la tierra absorbe más calor, que las temperaturas crecen estaremos traspasando el umbral crítico, con el consecuente e irrefrenable impulso, en tanto continúe el deshielo de los casquetes polares, aún y cuando los seres humanos dejen de quemar carbón, petróleo y gas.
Requerimos serias e inmediatas respuestas a la amenaza ecológica presente, como son incorporar políticas públicas “verdes”, promulgar leyes ambientales mucho más restrictivas, imponiendo altos impuestos y cárcel a los directivos de empresas pertenecientes a los sectores contaminantes, incentivar el uso de energías renovables que no propicien la quema de combustibles fósiles.
En síntesis, tenemos que pensar y actuar en función del beneficio de los poco más de 7 mil millones de habitantes del globo terráqueo.
¿Porqué nos hacemos los sordos?
El desarrollo y crecimiento económico invariablemente se tiene  siempre que direccionar a favor del bienestar y felicidad de la población; de contar con un poco más de lo elemental. Al luchar por el medio ambiente debemos centrarnos en ser felices.
Podemos registrar muchos casos presentes y por demás tangibles. Ejemplo, en el Ártico, ubicado a 8 mil kilómetros de distancia de México se ha estado calentando dos veces más rápido que el resto del globo terráqueo, eso altera entre otras cosas, al santuario de focas,osos polares y de más especies marinas.
Desafortunadamente, la temperatura de la tierra seguirá aumentado, los glaciares se están derritiendo de manera vertiginosa; de esa forma, el nivel de los océanos y mares se elevaran, afectando a las localidades ribereñas y a poblaciones costeras. Sobre todo a las naciones isleñas del Pacífico, las cuáles se enfrentan a la emergencia actual del cambio climático global.
Las distintas especies de animales como son los zorros, focas, osos polares perderán el equilibrio del ecosistema.
En lo que resta del presente año, se espera que la mayor parte de los miembros de Naciones Unidas se den a la tarea de crear un Tratado Global de los Océanos que proteja al 30% de aguas internacionales para el 2030, ya que un millón de especies se encuentran en serio peligro de extinción.
Nos encontramos en muy delicada crisis, provocada por el mismo destructivo “ser humano”.
Nuestros océanos y mares albergan especies increíbles, desde pequeños organismos -flora y fauna marina- hasta ballenas, que pesan varias toneladas. Se enfrentan de manera continua y despiadada a las amenazas ambientales como son la furtiva pesca masiva, la incontrolada y criminal acción de importantes grupos de la minería, extracción del petróleo, con la consabida contaminación de los mares que coadyuvan al cambio climático.
Únicamente el 3% de los océanos se encuentran protegidos ante esas actividades nefastas, que con el pretexto e beneficiar a unos cuántos grupos de intereses económicos explotan de manera inmisericorde tanto mares como océanos.
Por lo menos el 30% de las aguas internacionales tendrían que ser declaradas santuarios marinos.
Nos llama profundamente la atención el reciente Informe elaborado por el Grupo Inter-disciplinario de Expertos en Cambio Climático (GIECC) de las Naciones Unidas y difundido en la sub-sede de Ginebra, Suiza, en relación con el rápido camino para adoptar nuevos y más sostenibles formas de consumo de alimentos a fin de contribuir a la negativa desaceleración del planeta tierra.
En tanto que se han estado consumiendo y explotando de manera vertiginosa los recursos mundiales de la tierra y agua de este mundo: el único que habitamos.
Eso ha estado ocurriendo a “tasas sin precedentes”, que junto con el cambio climático ejercen extrema y angustiante presión respecto a la capacidad de la población mundial para lograr alimentarse.
El Informe antes citado establece clara y puntualmente la íntima y recíproca relación entre crisis del cambio climático y los fenómenos siguientes: degradación del suelo y desertización.
Ejemplo, la emergencia climática trae implícita la degradación del suelo y viceversa; es urgente reducir la deforestación y sobre explotación agrícola y ganadera en un planeta donde el hombre afecta el 70% del suelo y 500 millones de  personas que habitan en zonas áridas son cada vez más vulnerables.
El suelo se pierde entre 10 y 100 veces más rápido de lo que se está formando.
En ese mismo sentido, el cambio climático empeora y continuará haciéndolo en la forma de sequías y súbitas inundaciones, tormentas y con ello la degradación del hábitat, todo ello conforma seria y angustiante amenaza que podría reducir el suministro de alimentos a escala mundial.
La Organización de Naciones Unidas advierte sobre la necesidad de que se necesita comer más legumbres, verduras y frutas, disminuir en gran proporción las carnes rojas (los animales requieren consumir grandes cantidades de agua) y además de que generan muchísimas toneladas de heces fecales, generando etanol, uno de los peligrosos contaminantes del medio ambiente. Ejemplo, una hamburguesa de 100 gramos de carne requiere que una res consuma el total de 1,650 litros de agua.
En ese mismo sentido y en cuanto a la disminución del agua, se estima que para el año 2025 3,500 millones de personas estarán en el nivel de “umbral de presión hídrica”, 2,400 millones de habitantes se ubicarán en el “umbral de penuria”; se presentarán problemas severos de abasto para el campo e industrias. Actualmente 2,300 millones de personas sufren de “presión hídrica” y 1,700 millones de “penuria”. De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dependiente de la ONU, 1,200 millones de humanos consumen  agua “sin garantía sanitaria”, eso provocaría entre 20 mil y 230 mil de muertes al día.
En México, la extracción del agua es del 50% de la reservadas acuíferas locales; se calcula la muy probable crisis hídrica que afectarían a varias entidades federativas, así como las principales localidades, como la Ciudad de México, Guanajuato, Aguascalientes, Estado de México, Querétaro, Hidalgo, Sonora, Chihuahua, Baja California Sur. Es decir, habría significativa escasez del vital liquido; nos enfrentaríamos a críticos problemas sociales por estar en situación de “cero agua”.
Cabe mencionar que el 97% del agua es de mar (salada), el 2% es congelada (casquetes polares) y éstos han estado derritiéndose, en Groenlandia están siendo desperdiciados mensualmente 200 billones de toneladas de agua dulce, por el deshielo, se incorporan irremediablemente al océano, debido al inclemente aumento del calor. Sólo el 1% restante es agua dulce. Canadá cuenta con grandes reservas de agua potable mundial.
La misma ONU advierte que se debe reducir el inhumano desperdicio de alimentos. Esto último ocurre y afecta a una importante capa de la población entre 25 y 30% de la producción mundial.
Se estima que podrían producirse conflictos graves en la población que vive en zonas áridas por la necesidad de consumir agua aumentaría entre 178 y 277 millones de personas para el año 2050, especialmente se presentaría en África y Asia.
Muy probablemente para el 2060 la población mundial alcanzaría los 10 mil millones de habitantes; luego entonces, se hace necesario planificar mejor la producción de alimentos y fomentar un acceso más equilibrado para el consumo del vital líquido, además de cambiar los modelos de consumo global.
La escasez de alimentos y falta de oportunidades para conseguir y conservar empleos y salarios dignos propicia el masivo éxodo de gente procedente de naciones pobres del mundo.
Ese fenómeno migratorio está redefiniendo la conducción política en América del Norte, Europa y de otras regiones del mundo.
La estupidez relacionada con la incoherencia e irracionalidad humana ha propiciado la seria devastación del ecosistema mundial.
Requerimos adoptar de inmediato mayores niveles de conciencia y realizar acciones ecológicas y aportar soluciones tangibles y cotidianas y revertir el cambio climático a través de múltiples acciones colectivas que -entre otros factores multifactoriales- como son: deforestación, sequías e inmoderado desarrollo agropecuario se han estado encargando de cobrarnos considerables facturas en innumerables regiones del mundo.
@JROLDANA

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