TRAS LA VERDAD
Lo que ha estado sucediendo en el estado de Oaxaca, son actos de extrema violencia, provocados por profesores de la CNTE y grupos afines. Deben calificarse como actos evidentemente terroristas. Sé que a nadie le agrada escuchar estas palabras, se “aterrorizan”, sin embargo la verdad es inocultable ante sucesos de extrema violencia.
Los belicosos terroristas cierran carreteras –hasta 12-, queman camiones, autos y objetos para impedir el tránsito de vehículos y evitan la afluencia de mercancías para surtir a la población de alimentos, medicinas, combustible; roban comercios en grandes grupos, saquean tiendas comerciales; agreden a la autoridad, incendian edificios. Es todo un caos.
Cientos de policías estatales y federales no pueden poner orden; ante tanta violencia les impiden usar armas de fuego. En uno de los intentos por abrir el flujo vehicular de las carreteras fue agredida la policía hasta alcanzas cien heridos y 8 muertos.
Y todo por porque la reforma legal en materia educativa terminó con privilegios del magisterio en algunas partes como Oaxaca, en las que la CNTE era quien administraba el dinero, los ingresos de maestros, los despidos, los incentivos o castigos, etcétera; premiaban a quienes hacían paros magisteriales o acudían a las marchas. Para eso era utilizado el presupuesto público, sin importar la preparación de los educandos en lo más mínimo. Oaxaca, el estado con el peor nivel de educación de los menores que acuden a escuelas públicas.
Ahora que han perdido los privilegios, esos “guerrilleros”, con furia descomunal y desproporcionada, atacan al mismo pueblo, a la sociedad al dejarla incomunicada, no pueden salir ni entrar; los pobladores se han quedado sin combustible, sin alimentos, sin medicinas; actos terroristas que pretenden doblegar a la autoridad para dar marcha atrás en la reforma educativa. El pueblo sufre las consecuencias de las “demandas” de los belicosos terroristas, no la autoridad.
Las imágenes que se difunden en todos los medios de comunicación son “dantescas”, enormes incendios, carreteras bloqueadas, kilómetros de carretera con vehículos varados, gasolineras sin combustible y cientos de ciudadanos demandando el líquido que hace mover a la población; no hay corridas de cambiones de transporte de ninguna especie; tiendas saqueadas. El sector comercial clama y exige castigo a los delincuentes que “quiebran” los negocios, y a estos les importa un bledo lo que suceda a terceros; parece una “revolución” en la que no hay autoridad que impida los actos delictivos, vandálicos y de terror.
Hasta ahora nadie se atreve a mencionar la palabra terrorismo, ni por equivocación. Sin embargo, es necesario ver y analizar si efectivamente lo que hasta ahora ha hecho el grupo de delincuentes a la población de Oaxaca, es o no “Terrorismo”.
El artículo 139 del Código Penal Federal, establece que: “Se impondrá pena de prisión de quince a cuarenta años y cuatrocientos a mil doscientos días multa, sin perjuicio de las penas que correspondan por otros delitos que resulten: I. A quien utilizando sustancias tóxicas, armas químicas, biológicas o similares, material radioactivo, material nuclear, combustible nuclear, mineral radiactivo, fuente de radiación o instrumentos que emitan radiaciones, explosivos, o armas de fuego, o por incendio, inundación o por cualquier otro medio violento, intencionalmente realice actos en contra de bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a éste para que tome una determinación”.
¿Son o no son actos de terrorismo los que han llevado a cabo en Oaxaca los profesores de la CNTE y grupos afines? ¡Por supuesto que sí! Guste o no a la autoridad, es una realidad. Simplemente hay que adecuar los elementos materiales del delito a los hechos que llevan a cabo profesores y demás, en contra de la población ¿Acaso no presionan a la autoridad para obligarla a que realice determinadas actividades? Claro que sí ¿Acaso no han causado intencionalmente incendios de manera violenta? ¿Acaso no ha producido alarma a los pobladores de Oaxaca estos violentos actos? Ni dudarlo. La población está aterrorizada por todo lo que sucede en ese estado.
Para colmo, cuando actúa la autoridad y sucede lo previsible irremediable, se hace presente el incremento de la violencia causando varias muertes de civiles y de inmediato se intimida a la autoridad por medio de organismos como la CNDH, que ya investiga para que se sancione a los policías que probablemente dispararon. Unos cometen actos de terrorismo y nada les pasa. El policía actúa en defensa del pueblo y pretenden castigarlos.
Y lo peor puede estar por venir. Que el conflicto oaxaqueño contamine otros estados, sobre todo en aquellos en los que siempre ha existido la “guerrilla”, la que ha salido a disfrutar de la violencia. Ya se difunde propaganda del EZLN –cierta o falsa, no se sabe- a través de las redes sociales incitando a sumarse al movimiento magisterial de la CNTE. Ahí está Chihuahua ¿Quién podía imaginar que un grupo de enardecidos ciudadanos destrozaran violentamente la puerta de Palacio de Gobierno?
En tanto en la Secretaría de Gobernación se iniciaron pláticas con los disidentes para que liberen a dos de sus líderes acusados de varios delitos; y por supuesto, para que la autoridad de marcha atrás con la reforma educativa ¿Es o no terrorismo? ¡Por supuesto que sí! Pero la autoridad federal teme reconocer la existencia del delito por la trascendencia internacional que ello implicaría.
Ahora el distractor será ubicar a los policías que dispararon en contra de la población –si es que lo hicieron- para castigarlos, sin importar que haya 100 policías heridos a causa de la conducta agresiva de los terroristas ¡Al delincuente se le permite todo, a la autoridad nada!