“Frecuencias”.
Es en lo que deben invertirle importante cantidad de su tiempo, las autoridades estatales y municipales, para el sesudo análisis y discusión de la problemática urbana, contando con la colaboración de verdaderos expertos en esa materia.
No es lo mismo querer hacer “copy paste”, e incorporar metodologías y experiencias que hayan sentado cierto tipo de buenos precedentes en otras ciudades extranjeras y pretender hacerlas suyas; las condiciones orográficas, la sociedad y culturas son distintas de una nación y otra.
La “tropicalización” de experiencias foráneas debe evitarse; si ese es el pretexto para que las autoridades municipales realicen costosos y frecuentes viajes al extranjero esto es de pésimo gusto; los excesos y costosos viajes internacionales ya deben parar, la situación financiera de nuestra nación “no está para bollos”.
En todos esos aspectos, la Planeación Urbana es fundamental.
Ejemplo concreto, el “presidente viajero” del municipio de Querétaro, Marcos Aguilar Vega que en días recientes viajó a Holanda, ha señalado que él le otorga mayor prioridad al peatón, por encima del automovilista. Más bien, debería recapacitar y darle el justo y peso específico a los automovilistas, a los peatones y a los ciclistas.
Ninguno de ellos debe o tiene que estar forzosamente por encima de los otros; los tres son complementarios y se tiene invariablemente que reorientar para la adecuada infraestructura urbana.
La idea central de Aguilar Vega se antoja por demás pedestre, ya que está pensando como si esta desordenada Ciudad capital, fuese el primer cuadro histórico, propio de la época cuando el tamaño de las callejuelas estaba dispuesta para que circularan, principalmente añejas carrozas y caballos.
Sustancialmente, poco ha cambiado en el Centro Histórico, el rodamiento vial es descuidado y muy angosto; por las banquetas se hace difícil que caminen dos personas en el mismo sentido.
Además de que, tanto banquetas, como los adoquines de las calles se encuentran en mal estado y son verdadero peligro para los peatones; el transitar de personas se hace difícil y se corre con la suerte de lastimarse o de fracturarse piernas o pies.
Aún más, en el municipio de Querétaro existe un marcado desequilibrio del mapa urbano-rural que ha hecho de este una demarcación desordenada y desproporcional para la convivencia social, donde el acelerado crecimiento en la construcción de fraccionamientos, de condominios verticales y de colonias que han estado proliferando, al amparo de jugosas expediciones de Licencias de Uso de Suelo que se otorgan discrecionalmente en el Centro Cívico y que las autoridades municipales no conservan serio y profesional control.
Todo eso trae como consecuencia una desquiciante proliferación de construcciones que desdibujan la mancha urbana, haciéndola multiforme y asimétrica. En la que el día a día es la escasez de agua potable y de los constantes nudos gordianos viales y del tránsito de personas y mercancías. Además, de la galopante existencia de latrocinios y de asaltos en vía pública, a cualquier hora del día.
Desde luego que si se desea que haya menor uso del automóvil particular tendrán que mejorar a pasos acelerados el Sistema del Transporte Público Urbano (e Interurbano) de Pasajeros; hacerlos más confortables y seguros para los usuarios.
Además, a fin de hacer de nuestros diarios recorridos placenteros y relajantes tendría que incorporarse las mejoras visuales y del paisajismo endémico; sin rayar en los excesos de tapizar cuanto espacio de jardines y trocarlos por la colocación de diversa cantidad de piedras, que aparte de hacernos sentir en localidades desérticas, generan más calor en la atmósfera, con ello se obstaculiza la normal oxigenación de la tierra y de plantas, árboles, básico para el ser humano.
Pareciese que la óptica personal de Aguilar Vega es la de asumir que vivimos en localidades similares a las de Phoenix y de Tucson (Arizona, en EUA); nada más que fuera de la realidad.
No basta que los políticos en sus campañas electorales y para lograr gubernaturas o presidencias municipales prometen hasta lo que no. Si no que deben ser más sensatos, realistas y efectivos promotores de la educación vial y de las maneras en que los propios transeúntes respeten los señalamientos y normas de conducirse y de caminar en vías públicas.
Advirtiendo y sancionándoles, en tanto existan Reglamentos pertinentes y Consensuados con la Ciudadanía; sólo así se podrían reducir considerablemente el número de accidentes que a diario ocurren en nuestras ciudades y localidades.
Ejemplo claro lo tenemos en la capital de Querétaro, donde el edil Marcos Aguilar Vega prometió la construcción de 150 kilómetros de ciclo-pistas; no lo ha cumplido. La “revolución de las ciclo-pistas”, como él mismo señalara con gran ahínco, aún no se concreta; se carece de una libre y por demás segura circulación de los usuarios de ese tipo específico de rodamiento ciclista.
En otro orden de ideas tenemos un tópico que ha sido objeto de discusiones interesantes y se refiere a la necesidad de incorporarnos a lo que se denominan “Ciudad Inteligentes” (o denominado en inglés “Smart Cities”).
Estas buscan aprovechar –en buen plan y no tratándose de los “moches”- al máximo los recursos y posibilidades al alcance, haciendo sinergias con los sectores productivos (empresariales) de las regiones, donde en una relación sana y transparente de una relación 100% “Ganar-Ganar”, tanto entidades como municipios y ciudades medias, como la capital queretana ahorren recursos públicos.
Un ejemplo podría ser que las empresas privadas coadyuven a las ampliaciones en algunas obras de infraestructura urbana, como podría ser la construcción de puentes vehiculares y peatonales; a cambio, los municipios les facilitarían -por un tiempo determinado- espacios para que coloquen publicidad de sus respectivas empresas.
Es decir, sería una relación Quid proquo (“te doy un beneficio específico, a cambio de tu aportación en especie”); además de ciertas instalaciones en vías y plazas públicas de redes de Internet gratuitas, así como en el apoyo de aplicaciones tecnológicas que le faciliten al ciudadano el acceso a información geo-referencial.
En verdad, urge que las autoridades se desempeñen de manera por demás inteligente para que el proceso de reingeniería urbano-rural sea de verdadero beneficio ciudadano y que se contribuya a que las “Ciudades sean humanamente inteligentes”.
@JROLDANA