“Frecuencias”.
La guerra sucia acompañada de golpes y de constantes agresiones envicia las campañas electorales. Éstas pierden su rumbo, inclinando momentáneamente la balanza hacia el grupo político impulsor de aquella e incrementa la confusión del electorado; su propósito inicial es desviar la atención de los reflectores y de las propuestas del candidato que se encuentra mejor posicionado.
Como es el caso del candidato, que de acuerdo con las recientes encuestas ubican al candidato del PAN a la gubernatura del estado de Querétaro, Francisco Domínguez Servién.
Sabemos que las “guerras sucias”, además de calumniar, denostar, generan cierta confusión y pretenden pulverizar la imagen política (pública) de los candidatos y pretenden así, desmotivar la natural participación en favor del ejercicio democrático de la ciudadanía.
El “rumor” y su intensidad es inherente a ese acto de envilecimiento humano, donde no cabe el raciocinio, el uso propositivo de las neuronas de los individuos; su común acompañante es la acción esquizofrénica de quienes la promueven.
Esperemos que no prevalezca la práctica de las “guerras sucias” en Querétaro y de su arcaico y reciente ejemplo, como el suscitado la tarde del día de ayer, frente a la Alameda Central, donde cientos de personas en ese mismo momento fueron testigos del deleznable incidente, donde un grupo de mozalbetes brigadistas uniformados con los colores del PRI arremetieron en contra de un pequeño contingente de brigadistas del partido Acción Nacional que hacían su labor pacífica proselitista en favor del candidato a la gubernatura del estado, Francisco Domínguez Servién.
Ese nefasto incidente se replicó en las redes sociales, gracias a que un testigo ocular, ubicado en la azotea de un edificio, frente al sitio donde ocurrieron los anteriores hechos tomó imágenes de vídeo mediante su teléfono celular y lo compartió en las redes sociales; éstas se encargaron de replicarlo hasta casi “viralizarlo”.
Por otra parte, cabe mencionar también que la ciudadanía percibe esa detestable actitud, de parte de quienes la fomentan, como un atentado contra los grandes recursos financieros que muchos candidatos gastan en sus actividades proselitistas.
En ese sentido, podría caber también el caso del bisoño candidato a diputado federal por el PRI, para el III Distrito Federal, Paul Ospital; éste fue favorecido, gracias a la “unción” directa de parte del gobernador José Calzada Rovirosa, quien lo otorgó con el único cargo y “experiencia” en la Administración Pública, mismo que ocupara por un par de años, como director de Divulgación del Colegio de Bachilleres de Querétaro (Cobaq).
Además de haber sido efímero “líder” (impuesto por Calzada Rovirosa y ratificado por su alfil Tonatiuh Salinas Muñoz) en la dirigencia estatal priista de la sección juvenil de esa organización política. Que por cierto ahí, no realizó gran actividad proselitista, ni se le identificó como verdadero y propositivo representante de la juventud priista estatal; su paso fue más que nada un trampolín político para llegar al lugar actual, su candidatura le queda bastante grande.
De la cantidad inicial asignada a Paul Ospital para hacer uso del recurso financiero público y que ascendió al millón doscientos mil pesos (1´200, 000 pesos mexicanos) para que se movilice y realice acercamientos con las diferentes demarcaciones de ese completo y vasto distrito federal, Ospital le dedicó $ 200, 000 mil pesos –por adelantado- para el pago de la renta de seis meses de una oficinas lujosas ubicadas en una de las dos torres de la exclusiva zona conocida como “Central Park”, al sur de la Ciudad de Querétaro.
Eso da cuenta del grado de “insensibilidad política y social” de este novel político priista, que derrocha dinero de la ciudadanía que paga sus impuestos: Ospital, en vez de en vez de emplearlo discreta y pulcramente en el traslado a lo largo y ancho de ese amplio territorio capitalino, a Paul Ospital los derrocha en gastos superfluos.
Por cierto, a Ospital le pregunté si conocía con exactitud la cantidad de colonias y comunidades que forman parte del III Distrito Federal (electoral), éste dudó y no supo precisar; eso nos muestra que esta persona desconoce a quien dice representará; ello ocurrió al término de su beligerante y escasamente propositiva participación, realizada a propósito del debate público que agrupó a la mayoría de los candidatos a ocupar el cargo de diputado federal por el III Distrito.
Desde entonces, Paul Ospital, en vez de ser un promotor del voto deliberativo y presentar unas serie de propuestas originales, viables y concretas; y hasta días recientes Ospital se la ha estado pasando en constantes denostaciones públicas – a través de boletines de prensa y de sus huestes apostadas en las anónimas redes sociales- en contra del candidato panista, Gerardo Gabriel Cuanalo Santos.
La gente ya se encuentra harta y cansada de las vanas e insulsas promesas y quiere que los que aspiren a ser sus representantes impulsen acciones que les signifiquen beneficios tangibles para sus diversas comunidades, no desean contar con “representantes” rijosos, que fácilmente pierden la brújula de los asuntos importantes cuyo delicado contenido de índole social y económica prevalece en nuestros días.
Paul Ospital es egresado de la licenciatura en Ciencias Políticas y Sociales de la exclusiva y muy costosa Jesuita Universidad Iberoamericana (UIA), en Santa Fe. Por cierto, las colegiaturas de esta institución educativa sobrepasan con creces a las del ITESM, de la Universidad Anáhuac; están casi a la par de la elitista Universidad de las Américas (UDLA), en Cholula, Puebla.
Correo : jroldanacosta@hotmail.com Twitter:@Jroldana