El cáncer de mama es el principal problema de salud pública en mujeres de América Latina, siendo el cáncer más común y la principal causa de muerte entre la población femenina. En México, las cifras son alarmantes: en 2023, esta enfermedad cobró la vida de 8,036 mujeres, lo que representa un aumento del 59% respecto a las defunciones registradas en 2010, según datos del INEGI.
Uno de los mayores desafíos en el país es la detección oportuna. Se estima que el 70% de los casos de cáncer de mama no se detectan a tiempo, lo que dificulta el tratamiento en etapas tempranas.
En comparación, en países con mejores sistemas de salud, el 80% de los casos se diagnostican en las primeras fases (etapas 1 y 2), aumentando las posibilidades de supervivencia hasta un 90% en los primeros cinco años, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El retraso en la atención médica en México está relacionado con la calidad, cobertura y financiamiento desiguales de los servicios de salud, los cuales varían según el sistema al que pertenezca la paciente. En respuesta, la Secretaría de Salud de Querétaro exhorta a las mujeres de entre 20 y 39 años a realizarse autoexploraciones mamarias de forma regular y a las mayores de 40 años a someterse a mastografías.
En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, celebrado el 19 de octubre, se busca generar conciencia sobre la importancia de realizarse exámenes preventivos con regularidad para detectar cualquier anomalía a tiempo. Los expertos señalan que los factores de riesgo incluyen el envejecimiento, la obesidad, el consumo excesivo de alcohol, antecedentes familiares, exposición a radiación, y el uso de tratamientos hormonales después de la menopausia.
Los síntomas a los que se debe prestar atención incluyen la presencia de nódulos, cambios en el tamaño o forma del seno, y secreciones anómalas por el pezón. La detección temprana es esencial para mejorar las tasas de supervivencia.