“El presidente de México y su estilo personal para “desgobernar” Jesús Roldán Acosta

“Frecuencias”

México, muy a nuestro pesar, cuenta con un presidente con fuerte carga de ser político “populista”. Los personajes de esta “estirpe” intentan cualquier signo de manipulación, son demagogos, charlatanes, suelen halagar y exaltan las pasiones del pueblo. Buscan avivar el rescoldo de tensiones sociales, para medrar en ello.
Al tiempo que buscan imprimir su sello y poder personal.
Generalmente, el político “populista” carece de credibilidad, a excepción de la existencia de condiciones especiales.
Hay que reconocer, aunque a muchos les disguste que se divulgue que desgraciadamente AMLO vive en el pasado, repleto de voraces cargas negativas, su karma lo irradia, al pronunciarse continuamente – no sabemos si es parte de su “muletilla” discursiva o por si no supiese articular frases coherentes y de amplio vocabulario – es similar a Donald Trump- , al expresar trillados adjetivos y epítetos hacia sus “opositores”, a quiénes les señala como “conservadores”, “neoliberales”, “fifís”. O de la “mafia del poder”.
¿Acaso él mismo no forma ahora parte de otra “mafia del poder”, rodeado se encuentra de ex funcionarios federales con presencia priista, como Javier Jiménez Espriú (ex subsecretario de Comunicaciones de la SCT)y ex subdirector Comercial de Pemex, ex director general de Mexicana de Aviación, ahora titular de la SCT ; Manuel Bartlet Díaz, ex secretario de Gobernación en gobierno priista (ahora director de la CFE), Marcelo Ebrard Casaubón, secretario general de gobierno en la regencia del Distrito Federal, su jefe inmediato era el también priista y finado Manuel Camacho Solís, ambos desempeñaron dichos cargos en el sexenio del “inombrable” Carlos Salinas de Gortari (9188-1994)o del propio Germán Martínez (ex presidente nacional del PAN e incondicional de Felipe Calderón Hinojosa. No hay que ir más lejos, el mismo AMLO tiene pasado como ex funcionario estatal y federal en antiguos gobienos priistas.
Por otra parte, observamos también que la inconformidad social en México se agudiza, la gente no vive de falsas promesas, de huecas palabras. La frustración tiende a generalizarse.
López Obrador no ha sabido responder a la recurrente crisis, da bandazos des-coordinados. Se siente omnípodo, no respeta ni cree en la división de poderes. Hace caso omiso de las críticas fundamentadas, muchas veces sus reacciones son coléricas, viscerales, de confrontación; es prejuicioso y no se presta a críticas e interpelaciones, desconoce los datos más relevantes de las dependencias que él debiese manejar a detalle (sumas totales), es engañoso, no es confiable.
Sin embargo, debemos ser agudos observadores, sobre todo cuando el “populismo” se convierte en el proyecto político de un partido político hegemónico, como es MORENA, que gracias a la marca de Andrés Manuel López Obrador le llevó al inusitado triunfo electoral el pasado primero de Julio y del que muchos diputados federales, senadores, diputados locales y regidores se colgaron sendos triunfos, sin que hayan contado con grandes merecimientos políticos.
Conocemos muchos casos de ese burdo ejemplo a nivel federal y estatal en Querétaro; llegaron de “pechito”, sin grandes esfuerzos para hacer de sus respectivas campañas algo que en verdad le haya satisfecho a la ciudadanía.
Más bien, el “culto a la personalidad” de AMLO les abrió las puertas y ahora cobran sendos salarios, sin merecerlos, peor aún muchos de ellos, ni conocen la plataforma ni los conceptos básicos del ideario político de MORENA, otros más han sido tránsfugas de diversas organizaciones sociales como el Partido del Trabajo (PT), Partido de la Revolución Democrática (PRD) o del mismo PRI; son una crisol de personas que antes habían abrevado en otros partidos políticos y que además, no han dado muestra de ser efectivos.
Hay que mencionar también que el “populismo”, la mayoría de las veces se convierte en una amenaza mortal para la sana vida democrática de las naciones, como México.
La “consultitis”: justificante social de López Obrador. 
Aún y cuando compren los sondeos de opinión a las empresas encargadas de realizar encuestas, aunado a las “amañadas consultas públicas”, que de inicio, le justifican sus propósitos de llevar a cabo con la “unción” y visto bueno de la gente; nada más falso que eso.
Recordemos que Andrés Manuel López Obrador se curtió muchos años atrás de esa manera de actuar, siendo funcionario estatal en asuntos relacionados con las comunidades indígenas – y con amplia influencia priista- en la época del entonces gobernador por Tabasco, Enrique González Pedrero. Algo similar llevó a cabo como regente capitalino en el Distrito Federal.
Quienes fueron sus compañeros en el gobierno de Tabasco llegaron a quejarse del desapego de aquél. Es solidario con su cercano equipo de trabajo, cuando dejan de serlo les pierde interés, es más bien leal a sus propios ideales y proyectos personales, como son los relativos a “el pueblo”, pobreza, desigualdad, injusticia social, perdón, la amnistía, austeridad, contrario a la perversidad de los poderosos, va en búsqueda del estado benefactor, el tema socorrido para él es el nacionalismo y la honradez y la unidad.
Su carta de presentación y de su activismo político ha sido la provocación y su espíritu renegado y contestatario, al tiempo en que, dice él, representar a los pobres”, en síntesis sería el émulo de “Evita Perón”.
Se ha presentado a favor del perdón, de la amnistía, reconciliación y la unidad. Por el contrario, también arremete contra los miembros de “la mafia del poder”; qué incongruencia. !O sí o no!
“El `Lecho` de la política”.
 
Así se les dice en Tabasco para aquellos que se llaman “Andrés, es un cariñoso apelativo por el que acostumbraban sus amigos a llamarle en sus mocedades toda la pléyade de amigos,
Sabemos bien que la pobreza es importante caldo de cultivo para favorecer al clientelismo político-electoral reflejado en futuros votos, como los que seguramente podrían presentarse en las próximas elecciones intermedias del 2021, año en que se renovarán alcaldías, diputaciones federales, locales y varias gubernaturas.
Se estima que la participación electoral promedio -en dos años más- sea del 51.2% contra el 62.3% registradas para las elecciones presidenciales a efectuarse en el 2024.
A propósito del clientelismo con fines electorales, este año se asignaron 191 mil millones de pesos para siete de los programas sociales, destinados a poco más de 23 millones de personas que estarán recibiendo recursos de manera directa;el peso específico en el padrón electoral para el 2021 suman el 25.7%, de esos 23 millones de personas, se estima que la mayoría votará el elecciones de ese año, en las que según datos del Consejo Nacional de Población (Conapo) habría poco más de 89 millones de mexicanos mayores de edad que seguramente votarían.
Esa gran suma se repartirán 100 mil millones de pesos al “Programa de Personas Adultas Mayores”, mejor conocido como 68 y Más.
Para beneficio del Programa “Jóvenes construyendo el Futuro” se destinarán 44 mil millones 300 millones de pesos; al Programa “Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Benito Juárez” se destinarán 17 mil 280 millones de pesos.
Tales medidas de corte asistencial no resolverán los graves problemas estructurales, mucho menos sacarán a nuestro país de los lacerantes niveles de pobreza, por el contrario, es mediante la mejor y óptimos niveles educativos aunado al crecimiento económico es lo que podrá detonar las causas de pobreza nacional. Sin embargo, el rubro de las estancias infantiles ha sido la piedra en el zapato para AMLO, al disponer éste el recorte nacional de la ayuda que la entonces Sedesol otorgaba a las guarderías; muchas han logrado a su favor múltiples Amparos; sin embargo, aún no reciben el recurso público.
Lo demás son placebos sociales inmediatos que no le permiten avanzar a un país, de por sí ya estancado.
“La contradicción e incertidumbre del mandatario”.
López Obrador se destaca por ser una persona intolerante de tiempo completo frente a sus “opositores”, proclive a sus arengas discursivas como si aún fuese “opositor”, cuando ahora es gobernante. El mandatario persiste y de manera obcecada insiste en su fuerte fobia e interés por ir en contra de la “mafia del poder”.
Nos preguntamos si ¿existe bajo su área de influencia otro tipo de clan “mafioso”? Pruebas claras hay varias y de gran raigambre, son los casos de sus nexos y compromiso con la empresa constructora propiedad del arquitecto José Riobó, personaje de gran influencia directa para con el mandatario federal,mismo que iniciara la construcción de los segundos pisos, bajo la administración del entonces alcalde perredista (AMLO); Riobó es esposo de la recientemente designada ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ésta protegió y salió en la defensa legal de AMLO, cuando el entonces presidente Vicente Fox Quesada le presionó cuanto pudo, para propiciar el desafuero político del actual presidente mexicano, otrora Jefe de Gobierno del Distrito Federal, ahora Ciudad de México.
Pues bien, a Riobó le asignaron -sin que hubiese previa licitación oficial-  la construcción de la correspondiente ampliación del aeropuerto de la Ciudad de México, así como de su participación en el aeropuerto de la base aérea militar en Santa Lucía, en el Estado de México. Grandes negocios para unas cuántas y selectivas empresas.
A eso se le conoce como “conflicto de interés y corrupción” actos que el propio López Obrador dice combatir; no vemos claridad ni mucho menos la congruencia del “estadista” mexicano.
No dudo que surjan los defensores de AMLO que se expresen como su coterráneo y digan; !Qué vá se!, traducido del  vocablo tabasqueño al lenguaje castellano normal: “No es cierto!
O bien,  existe también otro ejemplo de los favorecidos por el actual sistema político y de gobierno, con el regreso a nuestro país, me refiero a Napoleón Gómez Urrutia (actual senador por MORENA), procedente del auto exilio impuesto en Canadá -que huyó de nuestro país acusado por la base sindical de mineros, por haberles robado poco más de 50 millones de dólares.
Gómez Urrutia (“napito”), sin haber movido en su vida un zacapico, ni conocer los aspectos medulares de la industria minera heredó de su vetusto padre Napoleón Gómez Sada el poder sindical de los mineros mexicanos.
Napoleón Gómez Sada, contemporáneo y amigo del extinto Secretario General de la  Confederación de Trabajadores de México (CTM), Fidel Velázquez Sánchez y ocupó -durante mucho tiempo- la dirigencia nacional del importante Sindicato de Mineros de la República Mexicana.
!Pá su mecha!, qué bonita dinastía de familiares corruptos.
¿Acaso el mandatario federal pretende combatir a personajes como es el caso concreto de Napoleón Gómez Urrutia, claro ejemplo de la corrupción en México? En verdad, lo dudo; considero que sería algo más selectivo.
Sirva esta ocasión para también destacar que las acciones y decisiones del actual presidente no están sujetas a restricciones legales internas, o externas, ni a mecanismos regulatorios del control popular; de persistir en ello, más temprano que tarde entraríamos al estadio de una dictadura tradicional, como la que prevalece en América Latina, como son en Nicaragua, Bolivia, Venezuela, entre otros más.
No olvidemos que “el infantilismo político” forma parte de los deseos permanentes de los gobernantes de la disfrazada “izquierda”, es una “quimera”; la realidad difiere de las ilusiones y aspiraciones de los supuestos políticos de la rancia izquierda mexicana apoltronados en demasía en importantes cargos públicos.
Para quienes en su cuadrado y fatuo discurso señalan y estigmatizan que “lo reaccionario es sinónimo de la patología del conservador”; vaya ahora hasta psiquiatras nos han salido.
O sea, si no estás con los dictados del presidente Andrés Manuel López Obrador eres un “fifí”, un reaccionario o un retardatario y cuantos epítetos trillados conservan en sus alforjas mentales. La respuesta no se hará esperar, como reza la expresión estadounidense:”¿Who cares”? (¿A quién le importa?).
“AMLO y el arte de desgobernar”.
Estamos ya cansados de escucharle decir al presidente que la responsabilidad de lo que sucede en México es cosa de anteriores administraciones gubernamentales; no es novedoso. Además de que tiene que cerrar las filas al denominado clientelismo y a los “amiguismos” sexenales que son los expoliadores y beneficiarios directos de las obras de infraestructura física pública.
La gente común espera, en verdad y con la deseada prontitud, que AMLO instrumente serias, sistemáticas e inteligentes estrategias que sirvan para resolver los problemas actuales; para eso lo contrataron 30 millones de electores que votaron por su candidatura. Ahora, como gobierno, debe actuar, gobernar para todos los mexicanos y no improvisar sobre sus rodillas.
Pruebas hay muchas, en las que el ejecutivo federal no transmite asertiva ni de manera acertada sus indicaciones a los titulares de cartera, ha llegado a confrontarlos públicamente entre sí, quienes no saben ni para dónde y a quién mirar, con eso evidencia claramente que no hay rumbo claro de por dónde hay que remar.
Por más que AMLO reitere en sus ruedas de prensa matutinas, respecto a que la economía mexicana se encuentra sana; sin embargo, aún no se percata que los inversionistas extranjeros atisban un complejo panorama económico, que podría agudizarse, más en caso de que las empresas calificadoras Standard & Poors, Moody’s llegaran a bajar más la calificación de Pemex.
Por si no fuese poco hay que destacar la caída acumulada en los meses de marzo y abril pasado de la confianza del consumidor mexicano; eso debiese preocuparnos.
Por ello, entre otras razones, ya no hay tal cantidad de solicitudes de préstamos, ni tanto interés de las personas por adquirir tarjetas de crédito, eso en parte se refleja también en la reducción por adquirir nuevos televisores, muebles y enseres domésticos, entre otros.
Desde luego que también abona la información que registran los organismos financieros nacionales e internacionales, así como las calificadoras ya mencionadas y que han comentado que la desaceleración de la economía mexicana podría complicar las vías de concretar los proyectos económicos del mandatario, debido a que habría menos ingresos.
Lejos está se pueda cumplir la promesa del presidente de que nuestra economía crecería este año a una tasa promedio del 4%, lo consideramos una quimera; es decir, forma parte del “ilusionismo político” en su máxima expresión. Por el contrario, la OCDE, el Banco de México y la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) coinciden -y afirman- que a lo mucho llegaríamos al 1.6%. Así o más clara la diáfana realidad.
López Obrador ha demostrado que es un iletrado y analfabeta en asuntos económico-sociales de esta nación resultado de sus recurrentes pifias; podemos inferir que nos encontramos en lenta etapa de recesión de la democracia mexicana.
En México debemos contar con un verdadero y certero “plebiscito revocatorio” como instrumento para encauzar las incursiones políticas que dañan y atan de manos a la población por pésimas y arbitrarias decisiones presidenciales que con un simple “Memorandum” y de un plumazo socavan Reformas e instituciones que han podido dar ejemplo de continuar funcionando.
En nuestro país, se carece de efectiva carencia de contrapesos políticos el poder presidencial se concentra en una sola figura política, con el mando absoluto y unipersonal de Andrés Manuel López Obrador.
Es decir, no se ha cumplido lo que mandata de manera explícita la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
A ver si es cierto, por lo pronto no ha metido a la cárcel a ninguno de los ex presidentes mexicanos,que según él forman parte de “la mafia del poder”, sin pruebas no hay proceso judicial.
Vaya, ni a Rosario Robles Berlanga (ex titular de la Sedatu) a la que se le señala por haber defraudado poco más de 7 mil millones de pesos no le comprueban nada. Aún más, el propio ex presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés ya quedó “exonerado” por los supuestos cargos que le imputaron en el periodo de gobierno de Enrique Peña Nieto, el político queretano no huyó, sigue viviendo en la Ciudad de México, no ha abandonado el círculo íntimo del poder al interior del PAN, continúa dirigiendo a Marko Cortés actual presidente del CEN panista.

El político en cuestión únicamente acude una vez al mes a la Ciudad de Nueva York para impartir un seminario ad hoc en la prestigiada Universidad de Columbia (Columbia University), importante referente académica a escala internacional, por aglutinar en su claustro docente y de investigación a muchos ex Premios Nobel; no es cualquier universidad, es única.

Algo o mucho ha de tener Anaya Cortés por haber sido invitado a impartir un Seminario relacionado con México.
Pues bien, retomando nuestro tema central habremos de señalar que en el México actual persisten y con más creciente énfasis todo tipo de enfrentamientos entre diversos grupos delictivos, con las secuelas de secuestros, extorsiones, crímenes, robos violentos, etcétera.
Aderezado por varios miles de inmigrantes que han irrumpido vestigios de paz social en nuestro país, al ingresar con gran complacencia de autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) por las fronteras “porosas”del sureste mexicano colindantes con Guatemala y Belice.
Existe mucho miedo en el imaginario colectivo por viajar por carretera a zonas de los estados de Veracruz, Tamaulipas, Quintana Roo, Chiapas, Tabasco, Michoacán, Guanajuato, donde, de manera indolente, las autoridades encargadas de la seguridad pública asumen la actitud de las garzas -esconden la cabeza- y se hacen “ojos de hormiga”, al permitir que continúen la presencia de hechos violentos; aunque también son más quienes sí responden por la ciudadanía.
Vicente Fox Quesada se quedó corto, “enanito y orejón”, en comparación con los excesivos dichos populares externados a diario por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que obnubila y distrae la atención de los verdaderos y asfixiantes problemas sociales que aquejan a nuestro país.
Pero esto último no es lo realmente discordante y dañino para los gobernados, ya que los propios actos y hechos -evidenciados desde el pasado primero de diciembre y hasta nuestros días- marcan una triste realidad para la mayoría de la gente, a diferencia de aquellos que gozan y viven de muy buenos sueldos  y que se sitúan en los cuerpos de élite de la alta burocracia del gobierno federal: los “premiados” por la designación del propio AMLO.
Aunque muchos de ellos no tengan suficientes merecimientos para estar donde se requieren del “expertise” de quienes se han fogueado y estudiado para poder sacar adelante los proyectos y programas gubernamentales.
@JROLDANA

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