TRAS LA VERDAD
Hace seis años el gobierno que encabezaba Francisco Garrido Patrón, emanado del PAN, autorizó el alza a los precios del transporte público. Los usuarios se molestaron, pero el alza al precio se quedó por seis años. Ahora que termina el sexenio de José Calzada Rovirosa, también se autoriza el alza a los precios del transporte público, usuarios nuevamente se molestan.
En el mercado libre todo ha subido en el periodo de seis años, todo. No veo el por qué en el transporte público no se acepte el incremento al precio por el servicio. Sin embargo, el problema de fondo debiera ser la protección al consumidor en tratándose de un servicio público el cual presuntamente no busca el lucro como suele suceder en la prestación de otros servicios o venta de productos, en tratándose de empresas particulares que ellas sí buscan el lucro como objetivo primordial, no el apoyo a la población. Al menos el gobierno debe procurar que ese lucro no sea desmedido.
Ahora con la iniciativa del gobierno para mejorar el servicio del transporte público y que no logró ese objetivo debido al “boicot” que aplicaron choferes y concesionarios, el problema no quedó resuelto, más bien se complicó por varias razones, entre otras por la eliminación de unidades –que era absolutamente necesario- de transporte, dado que hay horarios en que son insuficientes y el usuario pierde tiempo; todo por culpa de los choferes que no respetan los tiempos; se negaron al uso del sistema satelital y no renunciaron a los “checadores” de a pie, esos que les dicen “apúrate, vas retrasado o apenas se acaba de ir”.
Y las “carreritas” no cesaron, continuaron; el pésimo servicio con camiones sucios; los malos tratos de los choferes; los accidentes viales constantes; los cobros en efectivo y no por tarjeta –descompusieron los aparatos electrónicos-; los tiempos que no respetan; choferes de mal o pésimo aspecto; etcétera ¿Entonces porqué el aumento al pasaje si no cumplieron los cocesionarios y choferes?
Hace poco más de un mes uno de los concesionarios dijo en conferencia de prensa en uno de los restaurantes del la Plaza de Armas, que llevaban como 30 o 35 millones en pérdidas ¿Cuál es la ganancia de estos explotadores? Todos saben –y yo también- que es un negocio muy lucrativo, por eso se premiaban a los concesionarios con las placas –así le dicen- para que vivieran tranquilamente con la explotación; por eso el acaparamiento de concesiones; por eso el mercado negro de las placas. No son “hermanas de la caridad”. No, son empresarios que olvidaron el servicio público como concesión gubernamental para convertirlo en una simple empresa que solo busca el lucro.
Y la transparencia, por tratarse de un servicio público concesionado no se cumple. Nadie sabe a ciencia cierta cuánto gana en realidad el concesionario por cada unidad. No hace mucho platiqué con uno de ellos y me decía que ahora con el nuevo sistema les depositaban cada mes su ganancia en los bancos, pero era muy poco; que ellos ganaban hasta 5 veces más cuando explotaban directamente las concesiones, ya con la empresa concentradora si bien no perdían sus ganancias se fueron a la baja. Dice el dicho, negocio que no es negocio hay que cerrarlo.
Nadie sabe entonces cuánto ganan los “pulpos camioneros”, mucho menos los choferes que hacían de las suyas con los cobros directos, aunque no faltaba quienes aseguraban que “se embolsaban mil pesos diarios”. Por eso las molestias de choferes y concesionarios, por eso sus paros, por eso la exigencia de aumentar los precios al pasaje a pesar de que no se conozca cuánto ganan.
Concesionarios y choferes, lograron su objetivo y las expresiones ciudadanas de molestia no se han hecho esperar –hasta la comunidad de la UAQ se molestó_. Pero, como hace seis años, en pocos días desaparecerán las quejas. Lo interesante será saber qué hará la próxima administración ¿Los meterá en cintura o los seguirá tolerando? El golpe ya está dado y aquellos seguirán lucrando a costas de la población más necesitada.