Como resultado de sus buenas prácticas ambientales, la Profepa galardonó a cinco instalaciones consideradas economías sociales, que implementan acciones de autocumplimiento de sus obligaciones ambientales, mismas que se encuentran ubicadas en Querétaro.
Las instalaciones cumplieron con la normatividad aplicable y mejoraron su desempeño en procesos productivos, con lo que contribuyen al cuidado del ambiente.
Escuelita y Comedor Nhänhö, obtuvieron el distintivo por ofrecer gratuitamente alimento a personas de escasos recursos, donar sus residuos orgánicos a familias de la comunidad para que sean aprovechados como abono o alimento para ganado y, separar y reutilizar los residuos como cartón para sus actividades educativas.
Höky Taller de Muñecas Artesanales, de Silvia Pascual García, por utilizar los cortes y sobrantes de tela para relleno de muñecas, los cuales no generan residuos en sus procesos, además de participar en diversas acciones de reforestación en el municipio de Amealco, ofreciendo alimento a las personas que apoyan dichas campañas; con ello fomentan la participación de la comunidad y concientizan a las familias del municipio.
Dyxai Medicina Antigua, operada por Ma. Isabel Pascual García, por elaborar mezclas de té para diversos malestares como gastritis, tos y gripa. El agua que utilizan para lavar las plantas, la dirigen hacia una milpa cerca de la instalación, para aprovecharla al máximo. También realizan una correcta separación de los residuos.
Maxei, de Sandra Domínguez Laso, por ofrecer herbolaria mexicana o tinturas madre, que sirven para padecimientos médicos; participar activamente en programas de reforestación e imparte cursos de verano para enseñar a la comunidad la importancia del reciclaje, la elaboración de huertos y el uso adecuado de los recursos naturales.
Deli Al Horno por aprovechar residuos orgánicos como zanahoria, naranja, entre otros, para alimentar animales de las granjas. Cuentan con extintores y con la supervisión de Protección Civil del Municipio de Amealco, para prevenir riesgos y emergencias.
También promueven fuentes de trabajo en la comunidad, especialmente entre adolescentes y mujeres adultas, y apoyan a comerciantes y emprendimientos locales al adquirir sus ingredientes.
Con la entrega de estos cinco distintivos, la Profepa reconoce las buenas prácticas ambientales de pequeñas economías sociales, que aportan valiosos esfuerzos para la protección del ambiente.
