EVALUACIONES SEGÚN SUS INTERÉSES POLÍTICOS

TRAS LA VERDAD

El pasado domingo, junto con varios profesionistas y columnistas de un prestigiado periódico, escuchamos con atención el primer “debate” de los cinco aspirantes a la Presidencia de la República; después de dos largas horas de haber escuchado y observado con mucha atención la participación de todos los aspirantes, en forma inmediata practicamos entre los que acudimos a la reunión, un ejercicio de análisis sobre la participación de los aspirantes a la Presidencia. Todas las opiniones fueron valiosas, aunque hubo los naturales disensos en las apreciaciones. Vamos, se trató de una especie de evaluación académica dada la preparación académica de los que practicamos en ese momento el examen. De los cinco evaluados, hubo reprobados, otros que aprobaron de “panzazo” y tal vez un par de aprobados y no con muy buena calificación ¡No hubo calificaciones de excelencia! Fue interesante el ejercicio que llevamos a cabo gracias a la invitación de que fuimos objeto por parte del Director del prestigiado medio de comunicación, a quien agradezco la deferencia.

 Y así empecé a ver en las redes sociales que cada quien hizo su propia evaluación; aprobaron o reprobaron a quien, según su apreciación les dio a entender. Los medios televisivos hicieron lo mismo con sus invitados al “análisis”, pero no a la reflexión. Al día siguiente los medios de comunicación impresos y las televisoras hicieron y continuaron exactamente con el mismo ejercicio, expresaron sus personales tendencias de quien ganó o quien perdió el “debate” organizado por el INE; todos haciendo un ejercicio subjetivo, en donde no existe la menor duda de quien se llevó el triunfo en los “memes” fue “El Bronco”, Jaime Rodríguez Calderón con aquello de cortarle la mano a los delincuentes de la burocracia que roben del erario. Miles y miles de “memes” que han sido creados en alusión a la propuesta de gobierno que hizo este aspirante ciudadano a la Presidencia de la República.

 Sin menosprecio a Margarita Zavala Gómez del Campo, quedó descartada en este primer debate como susceptible ganadora, los nervios escénicos la traicionaron y fue evidente su falta de preparación; la carga emocional, política y moral que sigue arrastrando por culpa de Felipe Calderón, no le dan ninguna libertad; se enredó en defender el sexenio en el que actuó como “Primera Dama”, por aquello de la guerra fallida en contra de la delincuencia a la que hoy combate su excompañero de partido señala como equívoca. Fue vaga, como todos, en el cómo resolverán los problemas de seguridad, de impunidad, de corrupción y de falta de democracia en nuestro país. Fue evidente que Doña Margarita quedó rezagada y por tanto perdió sin lugar a dudas, nada de subjetividad en la apreciación de su falta de “tablas”. Su voz temblorosa y equívoca fue evidente.

 Los proclives a Ricardo Anaya, por supuesto que le dieron el triunfo en el “debate”. Pasaron por alto, sin embargo, que aquellos que le hicieron la tarea de acercarle las ilustraciones son en realidad quienes se llevan el mérito; sí, aquellos asesores que le aportaron el material de trabajo; su exposición fue literalmente de “copi-page. Dado que los “debatientes” saben el contenido de las preguntas oficiales era muy sencillo llevar el material y en su momento, como en clase, copiar para dar las respuestas. Lo ejemplos fueron muy claros, sobre todo en los porcentajes que ilustraba con gráficas, las que, por cierto, no fueron del todo ciertas; pero en esos momentos lo que importa al ponente es impactar, impresionar y generar empatía con los millones de indecisos que se postraron ante los aparatos de televisión que siguieron el programa, incluso hacer cambiar de opinión a los indecisos ante la aparente seguridad con que vierten mentiras que parecen verdades. Le siguió pesando lo de la nave industrial que, sin embargo, dejó pasar de largo para no enfrascarse en una discusión que lo seguirá desgastando en las preferencias electorales.

 Insisto, el criterio de evaluación encierra un enorme cúmulo de subjetividad, que es aprovechada para lanzar mensajes políticos al electorado al declarar vencedor o vencido a tal o cual aspirante y a eso le apuestan aquellos que juegan a la democracia a través de los medios de comunicación al plasmar sus criterios subjetivos que buscan inducir voluntades, principalmente la de los indecisos e ignorantes que son fácilmente manipulables. Por ello el lunes pasado pudimos ver en “cuatro columnas” en algunos medios impresos de circulación nacional totalmente con resultados encontrados, cada quien vio ganar a su candidato y eso lo multiplican por miles de ejemplares que después se dispersan por todos lados, incluso en las redes sociales en las que aparece que tal o cual medio de comunicación le dio el “triunfo” en el “debate” a tal candidato. El engaño mediático también funciona en la voluntad de los indecisos; sin duda alguna que algunos medios de comunicación también juegan a la política y le apuestan a su candidato, aunque pierdan elementos esenciales de la información, la objetividad y la veracidad. Buscan abierta o veladamente inducir en las preferencias electorales.

 Andrés Manuel López, trató de llevársela tranquilo ante las preferencias electorales que tiene después de más de 12 años de estar en campaña política de manera continua. La lógica indicaba que él sería quien más ataques recibiría de sus “contrincantes”, dada la necesidad de bajarle puntos en las preferencias. Por ello Anaya lo hostigó para calificarlo preponderantemente de corrupto y mentiroso. López Obrador, al igual que su mayor oponente, también se apoyó del “copi-page”, como en una exposición en clase para pasar el examen cuando hay la libertad de llevar material de apoyo a la exposición, aunque luego se traspapelaban las ilustraciones y tardaba en dar la respuesta –casi siempre-, lo que sirvió para varios “memes” en los que da la apariencia de estar dormido y le han tundido en las redes sociales. No tenía por qué desgastarse políticamente, si las preferencias de las cuestionadas encuestas lo ubican en primer lugar. Aun así, le pesaron los ataques de Anaya y Mead, aunque tibiamente Rodríguez lo increpó incluso fue hasta su lugar para que firmara un documento en el que se comprometía a donar el dinero de las prerrogativas, a los que indudablemente se negó López. Uno más que fue evaluado subjetivamente, a quien, por cierto, hay mucho que recordarle como el haber estado rodeado de corruptos cuando gobernó el entonces DF, como quedó demostrado y probado por medio de videos el caso de René Bejarano, entonces su secretario particular, quien recibía millones de pesos en la oficina que estaba a un lado a la de López Obrador: el famoso “señor de las ligas”, quien hasta esas se embolsó cuando se las quitaba a los fajos de billetes que recibía de Carlos Ahumada.

 De José Antonio Meade, se dijeron muchas cosas. Que se puso nervioso, que no contestó adecuadamente y que la carga de la loza que lleva de las siglas del PRI, le pesan mucho. Sin embargo, salió bien librado a pesar de no ser una persona que viva de la política, como lo son Anaya y López, quienes traen vuelo de varios años de campaña y exposición mediática que les dan tablas para el desempeño ante el público y decir lo que les place –aun siendo mentiras, como Anaya quien ha resultado un experto en ello-, aunque en esta ocasión el público lo representaban tres periodistas, interlocutores, que conectaban con el público las interrogantes que les habían elaborado y otras más que improvisaron los “sinodales”. Se mostró flemático, rígido, muy serio y también se apoyó de algunos gráficos. En plan de broma se dice que fue quien ganó en el debate, al quedarse al menos con 2 de 3 departamentos que son propiedad de Andrés Manuel, dado que este negó que fueran de él, “apostando” que si estaban a su nombre se los regalaba a Meade; sin embargo, en el Registro Público de la Propiedad sí están a nombre de López y no le quedó más remedio que reconocerlo, pero tratar de justificar que está en trámite la trasmisión de dominio de los inmuebles. Así que el público aseguró que el ganó fue Meade. Así las cosas, José Antonio fue bien evaluado por algunos y por otros fue reprobado. Los juicios de valor para calificar el desempeño de los contendientes, indudablemente que están preñados de subjetividad, perdiendo muchos de los evaluadores la objetividad y la veracidad; buscando muchos de los evaluadores dar impulso a su candidato, como sucede con algunos medios de comunicación, quienes, sin el menor empacho, aseguran que fue tal o cual de los aspirantes quien ganó el debate ¡Falso! La verdad está en cada uno de los potenciales electores que alimentan su juicio de valor con este primer debate; aún faltan dos más para que, esos ciudadanos decidan por quién votar el próximo 1° de julio, ellos son los que deciden quien ganó o quien perdió, no los avorazados “analistas” o medios de comunicación que han perdido la objetividad y la veracidad. Aunque, bien valdría la pena que aclararan que se trata de su criterio personal, entonces estaríamos de acuerdo, pero no generalizar el triunfo o la derrota según sus propios intereses y con ello pretender influir en las preferencias electorales, sobre todo aquellos que desde tiempo atrás han mostrado un claro interés en apoyar a ciertos candidatos. Así las cosas, bien por este primer debate que ha superado a los realizados en procesos electorales pasados. Aún recuerdo cuando se dijo, en el debate de la historia, en el que intervino el pillo de Diego Fernández, que este lo había ganado. Al final Diego perdió las elecciones y ganó el gris y rapaz de Ernesto Cedillo. Así son las cosas, el pueblo es quien decide, no los “analistas”, ni los periodistas, ni los medios de comunicación.

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