La compresión a través de medias o calcetas, así como el ejercicio, son esenciales en el tratamiento de esta enfermedad.
La obesidad, el sedentarismo, antecedentes familiares y estar sentados o de pie por mucho tiempo, son factores que propician las várices; las mujeres, a partir de los 30 años de edad son las más afectadas en una relación de dos a uno en comparación con los hombres, señaló el médico angiólogo adscrito al Hospital General Regional (HGR) No. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Querétaro, Jesús Alejandro Armendáriz López.
Además, existen otros factores de riesgo que afectan directamente al sexo femenino, como “los embarazos, entre más haya tenido la mujer, las probabilidades de padecer várices aumentan; el uso de hormonales como los anticonceptivos, así como el uso de ropa ajustada a nivel del muslo, cadera o cintura, ya que crean una especie de torniquete que favorece la insuficiencia venosa”, comentó el especialista.
Las várices aparecen debido a una insuficiencia venosa crónica, esto se debe a la disfunción valvular; “todas las venas, tanto superficiales como profundas, tienen unas válvulas que están dispuestas en forma de flecha, y cuya función es evitar que la sangre se regrese, o sea que el flujo sea anterógrado —en sentido al corazón—, no retrógado. Cuando estas válvulas deja de funcionar adecuadamente, la sangre se acumula y la vena se dilata, provocando las várices”, señaló el doctor Armendáriz López.
Estas venas afectadas se presentan principalmente en las piernas y se pueden dividir en tres dependiendo de su tamaño: las telangiectaceas, que miden aproximadamente un milímetro y que tienen una apariencia como de arañita; las reticulares, entre uno y tres milímetros y por último las varicosas, que son más grandes y se pueden ver como abultamientos en la piel.
Los principales síntomas son pesadez en las piernas e hinchazón, en los casos más complicados, cambio de coloración en la piel de la zona afectada, aparición de úlceras, dolor.
El principal tratamiento para las várices es la compresión, “esta enfermedad no se cura, pero se puede detener su evolución, la principal recomendación es el uso de medias o calcetas de compresión graduada, las cuales están más ajustadas de la parte inferior y menos en la parte superior.
Asimismo, es importante hacer ejercicio, bajar de peso si la persona tiene sobrepeso u obesidad; estos tres cambios en el estilo de vida van a disminuir en mayor o menor medida la hipertensión venosa y de esta forma se va a controlar la enfermedad”, comentó el especialista.
Por último, el Seguro Social exhorta a la población en general a que acuda ante los primeros síntomas y caso de tener esta enfermedad, realizar ejercicio de manera regular como la natación o la caminata, dos disciplinas que ayudan satisfactoriamente en el tratamiento de este padecimiento.