Hay quienes confunden a Carmen Aristegui con la libertad de expresión, lo cual además de aberrante es una mentira. MVS, por medio de su representante la calificó de soberbia, afirmando que una vez más se había equivocado.
La rescisión del contrato que adelanta la salida de Carmen Aristegui de la empresa MVS, ha enfrentado disímbolos criterios periodísticos; quienes la defienden creen que se trata de un ataque a la libertad de expresión; criterio por demás descabellado. Otros, los más sensatos, piensan que es un berrinche de Carmen y pretendió poner de rodillas a sus patrones.
Hay periodistas que la “desnudan” y exhiben sus debilidades. Entre otros Pablo Hiriart, Pedro Ferriz o Ciro Gómez Leyva. Pablo afirma que la Señora ganaba un millón 200 mil pesos mensuales; afirma que el polémico tema de la “Casa Blanca” –el pretexto de ella y sus seguidores- su equipo lo investigó con el uso de recursos humanos y económicos de su exempresa, sin embargo la primicia la dio a Proceso, eso es abuso de confianza. Pedro dice que a Carmen la han despedido por conflictiva y hace suyos los medios los con fines políticos e ideológicos. Ciro afirma que Carmen destrozó a Cuauhtémoc Gutiérrez y nunca hubo una disculpa; lo difamó como tratante de personas y no lo demostró; pagó a la denunciante.
En las redes sociales aquellos proclives a la violencia y la intolerancia, crearon un grupo afín a ella y no a la libertad de expresión. Algunos de la llamada “élite social de la izquierda” salió en su defensa; así como aquellos que aplaude toda crítica en contra del gobierno federal ¿Dicen que pierden todos con la salida d Carmen? ¡Por favor!
En The Washington Post, dieron a conocer el asunto de Aristegui, calificándolo de “tormentita”. Y la mayoría de los mexicanos ni idea de quién sea Aristegui. Las opiniones se dividen y confrontan por la salida arrogante y poderosa periodista que condicionaba a MVS. La molestia de Aristegui estriba en la desaparición de la plataforma política que utilizaba con los recursos de la empresa MVS. La caprichosa exigió: “Me recontratas a mi gente o me voy” ¡Y se fue! Se dijo dispuesta de regresar al aire de inmediato.
No fue ningún atentado a la libertad de expresión de Carmen Aristegui ¡Falso! La periodista sigue expresándose libremente sin limitación alguna, da conferencias de prensa, exige, difunden lo que ella expresa; y puede construir su propia plataforma política desde las redes sociales, pero le es más cómodo usar los recursos de otros. Confundieron la recisión contractual con el derecho a la libertad de expresión ¡Soberbia y Tergiversante!