Con 35 de las 58 variedades de la flor de cempasúchil (Tagetes erecta) que existen en el mundo, México se consolida como uno de los países con mayor diversidad de esta emblemática planta. Estas variedades, registradas en el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), reflejan un legado que se remonta a tiempos prehispánicos y que hoy es parte esencial de la identidad cultural mexicana.
Durante octubre y noviembre, los colores intensos del cempasúchil, que van del amarillo vibrante al rojo y blanco, dominan la celebración del Día de Muertos, adornando altares en cada rincón del país. Variedades como Acuexcomac, Tzapingo, Chapingo y Coatlinchan son cultivadas en campos abiertos por productores comprometidos con mantener viva esta tradición que va más allá de lo simbólico, impulsando una economía local en crecimiento.
En 2023, la producción de cempasúchil en México alcanzó cifras destacadas: 1,558 gruesas, 21,355 toneladas, 518,712 manojos y 2,368,200 plantas, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP). Estos datos muestran el papel clave de la flor en la agricultura ornamental del país, a la vez que subrayan su potencial en otras industrias como la cosmética, medicinal y de alimentación.
El cempasúchil no solo fortalece nuestras tradiciones, sino que también es una fuente de desarrollo sostenible. Gracias a los esfuerzos de investigación y enseñanza agrícola, México está en camino de expandir el uso del cempasúchil en diversos sectores, contribuyendo a la diversificación de la economía rural y a la preservación de esta flor única.