“Frecuencias”.
En reconocimiento a nuestros diplomáticos de carrera del Servicio Exterior Mexicano (SEM)”.
El hecho de que se nos pretenda hacer creer que el día 17 de junio del presente año hubo magno triunfo y reconocimiento de la actual diplomacia mexicana encabezada por el presidente AMLO y más por la figura de su canciller, Marcelo Ebrard Casaubón, para que México forme parte como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (por dos años), que entraría en vigor a partir del mes de enero del 2021; mientras tanto, para octubre próximo México asistiría como “oyente” a las reuniones del Consejo de Seguridad de la ONU que tengan lugar.
Con ello, sería la quinta ocasión en que nuestra nación en la que México forme parte de uno de los más importantes órganos de la ONU para el período 2021-2022.
Históricamente y por primera vez lo fue en 1946, un año después de haberse creado la ONU, después en 1980-1981, 2002-2003, 2009-2010.
En esos años la participación mexicana se destacó en los casos siguientes relacionados con el Proceso de la Descolonización de Namibia, Zimbawe, también en cuanto al tema de la Prevención y de la No Proliferación de las Armas Nucleares y la Desnuclearización de América Latina, en la Protección de los niños en los Conflictos armados, en la Oposición de la Intervención externa en Irak, en la Erradicación del Apartheid (Sudáfrica), entre otros tópicos más.
De esa manera, al formar parte del Consejo de Seguridad, nuestro país cumple con los principios constitucionales de la Política Exterior Mexicana y de los Propósitos y Objetivos del mismo Consejo de Seguridad, que tienen que ver con; 1) el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales; 2) fomentar las relaciones de amistad entre los países; 3) cooperar en la solución de problemas internacionales y en el desarrollo del respeto de los Derechos Humanos; 4) servir de centro que armonice y equilibre esfuerzos de las naciones miembro de la ONU.
Indudablemente que es un reconocimiento y logro de la tradición de la política exterior de México y de sus acciones multilaterales que le han distinguido en la palestra mundial a favor de la paz y de la seguridad global.
De lo anterior habremos de distinguir y reconocer claramente el gran profesionalismo realizado por muchos años por parte del personal del Servicio Exterior Mexicano de Carrera que siempre ha demostrado gran profesionalismo en el ámbito de su competencia en el responsable ejercicio de la diplomacia.
Cabe mencionar que dicha suma de esfuerzos conjuntos sumaron diez años – no se hizo en el presente gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador- para el presente reconocimiento mundial conferido a México.
Para que un país sea miembro del Consejo de Seguridad no permanente (para dos años) se requiere la aprobación de un mínimo de las dos terceras partes de los 194 países de la ONU, por eso no se presentó la candidatura, misma que tomó mucho tiempo. Es la continuación de los dos “neoliberales” sexenios anteriores.
Hay que enfatizar y a fin de que “no se pare el cuello” la cancillería mexicana y del mismo López Obrador, desde luego que esto no fue un logro total de su gestión presidencial, sino que es resultado del arduo y proactivo trabajo efectuado por los embajadores y representantes de nuestro país efectuado por esos 10 años y en todo el mundo.
Se debe entender que el mecanismo se presenta con el intercambio de votos entre delegados diplomáticos y se presenta simple y llanamente a manera de una relación “quid proquo” (es decir, te doy esto a cambio de lo otro); ejemplo, si me otorgas tu voto aprobatorio, mi país estaría complacido en otorgarte mi voto para que uno representante de tu nación sea el próximo dirigente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) o de cualquier otro organismo internacional. Debemos entender que para este tipo de cabildeo se utilizan los canales diplomáticos.
Debo destacar que “Honor a quien honor merece”, ya que los verdaderos artífices que desde ese tiempo participaron para haberse hecho realidad tangible en estos días se le debe a la constante y farragosa actividad de cabildeo de la diplomacia representada por los embajadores de carrera del Servicio Exterior Mexicano (SEM) de nuestro país diseminados en todo el mundo, quienes durante 10 años se esforzaron activamente para cristalizar lo dado a conocer recientemente para que México forme parte (a partir de Enero del 2021), en el que una de las sillas de miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas recaiga en la delegación mexicana, conformada ahora por el representante ante la ONU, el doctor en psiquiatría, Juan Ramón de la Fuente (ex rector de la UNAM) y que tiempo atrás parte formó de un sexenio “neoliberal” como titular de la Secretaría de Salud.
@JROLDANA