MIGUEL DE CERVANTES EN  ARGELIA

 Por  Eduardo ROLDÁN. Internacionalista, diplomático , analista político y escritor.

Después de largos años de olvido y abandono, la famosa gruta de Argel donde estuvo en cautiverio Miguel de Cervantes volvió a salir de su letargo, el 12 de junio de 2006, una vez realizados los trabajos de rehabilitación. Dicha gruta se localiza en un peñón, a poca distancia del mar, en lo que hoy en día es el barrio Beluizad, ahí se abre la cavidad natural que podría contener más de una docena de personas.

Frente a la gruta se alza una pequeña columna carcomida por el tiempo y una placa de mármol rota y desgastada donde todavía puede leerse la inscripción en español “A la memoria de Miguel de Cervantes”. En lo alto de la columna existía un busto de mármol de Cervantes que desapareció con el paso del tiempo. Por ello, en su conmemoración se puso un nuevo busto de Cervantes. La gruta ha quedado limpia de las inmundicias que se habían acumulado en ella, donde se realizaron las obras de restauración con la ayuda del Ministerio español de Cultura y la Alcaldía de Argel, aunque pocos son los argelinos e hispanoparlantes que saben que allí se refugió el autor de ‘El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha’.

En septiembre de 1575, Miguel de Cervantes y su hermano Rodrigo sufrieron cautiverio en Argel, cuando la galera en que viajaban de retorno a España fue atacada por una flotilla de corsarios argelinos, dirigida por Arnauti Mami, un renegado de origen albanés. Los dos hermanos fueron cedidos al corsario de origen griego Dalí Mami quien al ver unas cartas de recomendación que tenía Miguel de Cervantes, firmadas por Juan de Austria, les consideró ‘cautivos de rescate’. Sin embargo, más tarde se enteró de los escasos recursos de la familia Cervantes.

Rodrigo de Cervantes pudo recuperar la libertad dos años más tarde por intervención de unos religiosos en España, que pagaron el rescate, y halló los medios que le permitieron armar una embarcación para sacar a su hermano Miguel de Cervantes de Argel a fines de septiembre de 1577. La expedición fracasó al ser avistada la barca que debía rescatarlos, y Miguel de Cervantes, que junto a otros 13 cautivos se habían refugiado en la gruta, no cobraría su libertad hasta concluir cinco años de cautiverio y cuatro intentos de fuga abortados. Finalmente, el 19 de septiembre de 1580 quedó por fin libre gracias al pago de 500 escudos, 300 de los cuales fueron entregados por su familia, por medio de dos frailes trinitarios, Juan Gil y Antonio de la Bella.

El sitio donde se encuentra la gruta ocupa una superficie de unos 2,000 metros cuadrados, con una fuente en uno de los extremos de la pequeña explanada sobre la que se alza la columna en recuerdo de Cervantes. Un busto de Cervantes en mármol blanco, similar al que fue instalado en 1894, forma parte también de los trabajos de restauración a los que contribuyó el Ministerio español de Asuntos Exteriores, el Instituto Cervantes y la empresa Repsol-YPF.

Desde la explanada abierta, frente a la entrada de la gruta, se goza de un extraordinario panorama de la bahía de Argel, y es fácil imaginarse a Cervantes absorto en sus pensamientos. Los cinco años que pasó cautivo Cervantes en Argel tuvieron, a decir de sus historiadores, un impacto importante en su monumental obra, entre las que figura “El Cautivo” y “Los Baños de Argel”, con recuerdos de ese pasado y por supuesto sirvieron de inspiración para su obra magna “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.

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