TRAS LA VERDAD
¿Qué son vigilados o espiados por el gobierno federal? Un periódico de los Estados Unidos de Norteamérica, el New York Times, difundió que el gobierno federal espía a periodistas y defensores de derechos humanos, sin pruebas; afirman que se hace por medio de un “virus” informático, conocido como “Pegasus”. El cual por cierto es muy sencillo desactivarlo.
El gobierno federal, por medio del propio Presidente de la República y el Secretario de Gobernación, negaron categóricamente que realicen ese espionaje ¿Recuerdan aquella queja de que el gobierno de José Calzada, espiaba? Nunca se probó y todo quedó en un simple rumor que fue aprovechado por la oposición.
Ahora sucede exactamente lo mismo, la oposición en conjunto dan por cierto que hay espionajes; los panistas por medio de Ricardo Anaya, dirigente del PAN y Marko Cortés, coordinador del grupo parlamentario de diputados, se quejan de haber sido “espiados” y piden que se hagan las investigaciones para que se castigue a quien corresponda. El “Pegasus” está al alcance de cualquier conocedor de medios informáticos.
El escandaloso periodista de Loret de Moral, se dijo investigado, pegó “el grito en el cielo”, llamando cavernarios a quienes lo han investigado –ellos sí pueden hacerlo y abusan bajo el pretexto de la libertad de expresión y del libre ejercicio del periodismo, lo que también está prohibido-; no se diga a otros que viven del escándalo periodístico. A fin de cuentas es un buen tema a explotar mediáticamente para algunos y lo aprovechan. Otros periodistas simplemente lo han ignorado.
Legisladores de la Comisión Permanente –petistas, perredistas y más- piden la renuncia del Presidente de la República y del Secretario de Gobernación ¡Que alguien caiga! Es la absurda petición. El mismo Marko Cortés pide la presencia de organismos internacionales para que investiguen, dado que desconfían del gobierno de México, para que este se autoinvestigue.
Algunos periodistas “se desgarran” las vestiduras y manipulan a los entrevistados para que acepten afirmaciones que ellos ponen en su boca; terminan por aceptar lo que les propone el periodista, como en el caso es José Cárdenas.
La presunción de inocencia que sí exigen para los delincuentes, en el caso de los políticos no se acepta ni como sugerencia; simplemente piden sanciones y dan por ciertas las afirmaciones, sin pruebas que los incrimine, exigen que sean castigados. Ahora resulta que todos han sido “espiados”, particulares, periodistas, políticos, analistas, etcétera ¿Acaso han olvidado cuando algunos medios de comunicación “cuelan o filtran” grabaciones que han hecho a algunos políticos en actos de corrupción? ¡Claro que no!
Son los mismos medios los que lo difunden, gozan, denuncian, acusan y exponen a quienes fueron grabados y filmados al escarnio. Después de eso nadie investiga quién grabó, quién lo “filtró”. Nada, simplemente se explotó la noticia que consistió en pruebas ilegales; pero, en aras del libre ejercicio del periodismo, nada pasa, no trasciende y a nadie se castiga.
Ahora el “presunto responsable es el gobierno” y los “espiados son los críticos del sistema de información –que lo hay- la oposición política y otros sujetos que se dicen “importantes”; estos intentan aprovechar el escándalo mediático para sacrificar al gobierno federal en funciones, como parte de la metodología política del desprestigio y el desgaste de quienes gobiernan, en vísperas del proceso electoral; implementan una campaña de linchamiento mediático que resulta más que oportuna para fortalecer el descrédito que de por sí ya existe en agravio del gobierno federal y los servidores públicos que en él trabajan.
No podía ser más oportuna la campaña de desprestigio, sobre todo después de los pasados procesos electorales en los que el partido en el gobierno se quedó con dos gubernaturas que ya hacía suyas Ricardo Anaya Cortés. Por lo tanto, no es casual tanta queja –sin pruebas-. No se diga por parte del resto de la oposición.
En una sociedad democrática –por desgracia no lo somos-, ante la presunción, debieran iniciar las investigaciones correspondientes, no solo de estas supuestas acciones de espionaje, también de aquellas que han manejado algunos medios de comunicación como información “exclusiva”, para saber quién, cómo y por qué realizan investigaciones clandestinas o grabaciones ilegales que no es otra cosa que espionaje.
El espionaje legal sí existe, pero debe estar avalado por la autoridad jurisdiccional, espionaje basado en investigaciones criminales: son casos de excepción. Se pueden intervenir llamadas telefónicas y demás instrumentos digitales para acumular pruebas o para detener a los delincuentes que hacen uso de estas herramientas, en apoyo a sus acciones delictivas. Sí existe la atribución legal del Estado para “espiar” en esos supuestos. Los otros no.
Conclusión. Demasiado escándalo mediático por el supuesto “espionaje; que es aprovechado por la oposición al régimen y algunos que se protegen en ciertos medios de comunicación, incluso es aprovechado por la delincuencia que busca el debilitamiento del Estado; y la oposición política, ante la falta de ideas, se “cuelga” de la circunstancia de desestabilización nacida y creada por un medio de comunicación extranjero, llega desde donde gobierna un tirano que hoy día trata de “aplastarnos”. Este es el tema del día. Los demás asuntos de corrupción, por lo pronto, se ven amainados por un nuevo “espectáculo” mediático.