TRAS LA VERDAD
En quíntuple homicidio de la Colonia Narvarte del DF, hay varios detenidos que dicen haber estado en la escena del crimen; pero, aseguran que no dieron muerte a los 5 occisos. En el homicidio de los 43 normalistas “desaparecidos”, los homicidas detenidos confiesan haber dado muerte a los 43, pero los parientes no lo creen.
En ambos casos el asunto criminal ha sido politizado por grupúsculos interesados en desestabilizar la procuración y administración de justicia mexicana, he insisten en que hay corrupción en la impartición de justicia, sin demostrar que sea una regla general, considerando que se procesa a más de algún impartidor de justicia por corrupto.
Desde el punto de vista de la procuración de justicia, ambos casos resultan verdaderamente interesantes. Hace no mucho tiempo bastaba con la confesión del delincuente –en ocasiones obtenida bajo tortura- de haber cometido el delito para que el juez de instrucción sentenciara sin mayores pruebas; la ley y la jurisprudencia lo aprobaban.
Hoy tenemos dos asuntos de naturaleza criminal que han llamado la atención pública local, nacional e internacional. Incluso han tenido que intervenir “especialistas o peritos” de otras nacionalidades para intentar dar certeza a las actividades procesales que hacen las autoridades mexicanas en materia penal. Algunos “ignorantes” del derecho y perversos por naturaleza, agudizan la existencia de dudas sobre la veracidad y capacidad de las autoridades mexicanas, como si además de incompetentes fuesen corruptas. Lo cual por supuesto que no es aceptable del todo, mucho menos en estos dos asuntos que penden de dos autoridades: la de procuración e impartición de justicia.
Por la complejidad que presenta el asunto de los 43 “desaparecidos”, el asunto se torna más delicado, sobre todo por la intromisión de grupos radicales como son los maestros normalistas de Guerrero, lugar en el que se afirma son “educados” –preparados- más como guerrilleros que como docentes, el problema ha llegado a manos de “expertos” para determinar si los occisos están o no están muertos, atendiendo a la crueldad con que actuó el grupo de la delincuencia organizada en contra de quienes –confesaron- fueron confundidos con el grupo rival de delincuentes, de ahí la saña con que fueron asesinados y después destruidas las evidencias de su existencia. Y los “expertos” contraponen sus hipótesis científicas, luego enturbian la verdad histórica.
Peritos mexicanos afirman que sí fueron cremados en el basurero de Cocula, Guerrero, con base en confesiones, recolección de pruebas y evidencias científicas. Otros, venidos del extranjero, dicen no ser posible que hayan sucedidos los hechos como fueron confesados por los asesinos y apoyados en sus “conocimientos técnicos”. Los padres de los occisos prefieren creer a estos últimos y no a las pruebas del la PGR. En base a las pruebas existentes en el expediente principal, padres y beligerantes exigen la presencia viva de los occisos.
Los científicos de la Universidad alemana de Innsbruck, a donde fueron enviados los restos de huesos y cenizas encontrados en bolsas y en el basurero de Cocula, determinaron la existencia de restos de dos de los normalistas asesinados. El laboratorio de esta Universidad es el más prestigiado mundialmente en cuanto a la materia de identificación de ADN.
Y por lo que ve al múltiple homicidio de la Narvarte, hay 3 detenidos y ninguno acepta haber dado muerte a los occisos. En este caso no hay duda que están muertos los 5 que fueron encontrados en un departamento, la duda es ¿Quiénes son los asesinos? Mientras que en el homicidios de los 43, los asesinos aceptan haber dado muerte a los estudiantes, pero los padres de los normalistas no creen que estén muertos a pesar de haber sido identificados dos de ellos como fallecidos.
Vaya pues que ni las confesiones ni las pruebas periciales convencen a los necios que insisten en no creer en la procuración e impartición de justicia mexicana. Habrá que revisar qué es lo que está realmente fallando en estos casos y evitar que los temas de política criminal se mezclen con los políticos, ahí es en donde no se ponen de acuerdo ¡Lo cierto que los 5 de la Narvarte y los 43 de Ayotzinapa están muertos. Y los homicidas detenidos!