TRAS LA VERDAD
Solo necesitaban los policías dialogar con su Presidente Municipal, Marcos Aguilar Vega, para hacerle saber de viva voz las inconformidades, violaciones y abusos cometidos en su contra para levantar el “paro simbólico” de actividades en el ámbito de la seguridad pública.
Por la mañana de este miércoles, el Presidente Municipal, había confirmado que dialogaría con los elementos de policía por grupos de tres en tres –de los poco más de mil que hay en el Municipio de Querétaro-, para decirles que atendería sus demandas, excepción hecha del despido del General Rolando Hidalgo Eddy, titular de la Secretaría de Seguridad Pública.
Y así fue, antes del medio día el problema que pudo ser solucionado fácilmente desde un inicio y que dejaron crecer por falta de sensibilidad y madurez política, terminó con lo que demandaron los policías y aquello que momentos antes había ofrecido Marcos Aguilar.
Quedó demostrado que el Secretario de Gobierno Municipal Francisco De Silva, carece de la capacidad política que requiere la atención de los problemas de un municipio con cerca del millón de habitantes. No pudo atender, mucho menos solucionar un problema interno de la administración municipal. Vamos, tampoco pudo advertir con su área de gobernación la problemática que se sucedía intestinamente. Por supuesto tampoco pudo el Secretario de Administración Manuel Velázquez Pegueros -quien sustituyera a Ana Laura Lizarraga Castellanos- quien carece de la capacidad para resolver estos delicados asuntos, apenas fue a observar de cerca el escenario del “paro de actividades”.
El “paro” de policías tendía no solo a prolongarse, también a agravarse. Se presentaron denuncias en contra del General por abuso a los derechos humanos de las féminas policías. Fue gravado el Director Operativo de la corporación aludiendo a los abusos de poder y subido a las redes sociales; al igual que fotografías de mujeres policías en poses sugestivas junto a patrullas. Urgía pues que se detuviera el “paro” y se solucionara el problema. A ello se agolpó la “guerra” de declaraciones que tensionaron más el asunto; incluso el Presidente aludió a un posible movimiento político en su contra; muchos se frotaron las manos ante la intolerancia que ya caracteriza a Marcos Aguilar, quien no admite críticas ciudadanas, cuando él fue uno de los principales detractores de la oposición.
Fue por ello que no tuvo más remedio que intervenir el responsable de dirigir el gobierno municipal, el mismo Presidente Marcos Aguilar. De 10 puntos que le solicitaron, nueve de ellos fueron concedidos positivamente, reconociendo que les asiste la razón a los policías. Pero no accedió a la destitución del General, causante del problema, quien se encuentra convaleciente de una operación. Si acaso dijo que se abrirá una investigación para deslindar responsabilidades.
No se sabe si las promesas del pliego petitorio se aplicarán de inmediato, como aquello del aumento salarial que no les ha sido concedido, o la compra de uniformes, dado que apenas les han dotado de un uniforme en seis meses, o los apoyos para estudiar, o los inhumanos horarios de trabajo de 24 horas de actividad, por 24 de descanso, rutina que ha demostrado, hace mucho, beneficia a la delincuencia.
Las autoridades estatales siguieron de cerca el asunto sin haber intervenido, redoblaron la vigilancia para evitar que la delincuencia hiciera de las suyas. Hasta ahí llegó su participación, una que otra declaración de los responsables de la política y de la seguridad pública estatal.
Así las cosas, desde el medio día de este miércoles todo volvió a la normalidad. Esperemos que el personal de apoyo al Presidente Municipal, sepa cumplir en tiempo y forma con los compromisos que empeñó Marcos Aguilar, con los ofrecimientos a “la tropa” policial. Por cierto, una de las mejores corporaciones policiales en toda la República Mexicana. Esperemos que este arreglo beneficie a los capitalinos, que coadyuve a ofrecer un mejor servicio de seguridad pública a que está obligado el gobierno municipal.
Culminó otro escenario negativo para Marcos Aguilar, quien se prepara para continuar en la jerga de política y ocupar más y mayores cargos públicos que le permitan llegar algún día a la ambiciada gubernatura del estado ¿Será por eso que los problemas le brotan por doquier? Para ello deberá moderar su temperamento, dejar a un lado la intolerancia y escuchar más, rodearse de mejores servidores públicos y asesores que le ayuden a mejorar el arte de gobernar.