Irritación social, manifestado a través del enojo de la gente que por doquiera que vaya se percata del despilfarro excesivo de recursos públicos, destinados ignominiosamente a las presentes campañas electorales y sobre todo por que existe un temor general de que el país decaiga más, gracias a los desafortunados sexenios priístas y panistas, caracterizados -en su mayoría- por la corrupción e impunidad y del abandono de la seguridad ciudadana.
Ese sombrío panorama se suma a los “espejitos” cosméticos y coyunturales, hecho síntesis en las “ofertas” y escasas propuestas de muchos candidatos del Frente por México, que a escala federal (Ricardo Anaya Cortés) y de la coalición PRI-Verde (José Meade Kuribreña) que representan retrocesos y fielmente representan a “más de lo mismo”; que reciclan y acumulan más de noventa años de atraso social.
Un claro ejemplo presente es la cantidad enorme de pobres de nuestro país; es inhumano y por demás increíble que poco más de 56 millones de ciudadanos mexicanos se encuentren en niveles de pobreza, y de ellos poco más de 10 millones “viven” en extrema pobreza.
No es fortuito que prevalezca una gran cantidad de personas dedicadas a engrosar los grupos de la delincuencia organizada, así como de aquellos que dedican su “pan de cada día” al comercio informal, éste que no reporta impuestos formales a nuestro país.
En verdad, ya las personas desean estar y sentirse vivos, quieren a la brevedad despertar del permanente desasosiego de la inseguridad urbana-rural. Sobre todo, anhelan conseguir el diario sustento económico-familiar y ser productivos. !Ni más, ni menos!
En síntesis, la población en lo general, precisa con urgencia ser y sentirse feliz y se encuentra harta y cansada de ver, escuchar y permanecer a la expectativa de las constantes y cruentas luchas fratricidas, que a lo largo y ancho del territorio mexicano suceden, desde muchos años atrás; tomando mayor fuerza en el sexenio del panista Felipe Calderón Hinojosa en su estúpida “Guerra contra el narcotráfico”, que -por el contrario-, ha perpetuado esta encarnizada batalla de los diversos grupos militares y de la Policía Federal versus los diversos y compactos grupos de carteles mexicanos.
La sociedad mexicana en su conjunto está muy cansada, triste e indignada por estar viviendo en constantes períodos de convulsas crisis económico-sociales; desean regresar a la antaña serenidad cotidiana, han sido castigados y han rayado en la paciencia, hasta decir basta; desafortunadamente han sido ignorados.
Por esto y más, el electorado tendrá que pensar y analizar en su decisión para descartar a uno u otros candidatos a cargos de elección popular, especialmente de aquellos que representando a los mismos partidos políticos se les ha identificado claramente por no haberles representados ni positiva ni mucho menos proactivamente.
La gente -o el común de ella- requiere con ansia verdaderos cambios, que les haga salir del anonimato, desean ser útiles, no necesitan de la limosnas, ni de los disfrazados apoyos sociales temporales, que sirven de mero placebo y no encaran el fondo de los obstáculos del desarrollo social.
Requieren de claras y expeditas herramientas que les haga desenvolverse como personas útiles, de bien y para el bien. Su cercana preferencia electoral del primero de Julio próximo probablemente iría para un partido político que les podría representar una esperanza, una luz en el camino, de nuevo momento para vivir en paz.