TRAS LA VERDAD
Desde la tribuna de la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, subversivamente instiga a sus seguidores (delincuentes muchos de ellos) a la comisión de delitos.
No se inmuta y cambia la versión de los hechos después de cometidos los delitos, los califica como actos de sabotaje y subversión, incluso llega a la barbaridad de presumir que son actos que buscan desestabilizar su administración. Es el caso del atentado en contra del periodista Ciro Gómez Leyva.
El presidente no se ha cansado de denostar, calumniar, ofender a los periodistas y medios de comunicación desde la tribuna de sus mañaneras, bajo el fútil argumento de ser conservadores; muchos periodistas asesinados durante su mandato; AMLO prepara el escenario delictivo, luego apunta y otros ejecutan.
Afirman las autoridades de la Ciudad de México, lugar del atentado, que buscan a los autores intelectuales del hecho ilícito.
¿Para qué buscan al autor intelectual? ¡Es el mismo López Obrador el autor intelectual! Los activos o presuntos responsables de la ejecución, al parecer, ya fueron detenidos, aunque no han sido consignados ante la Fiscalía, ninguno de ellos, por el atentado en contra del periodista; fueron aprehendidos por otros delitos, aunque publicitariamente ya los relacionaron con al fallido homicidio. Mediáticamente así lo han dado a conocer tanto Claudia Sheinbaum, su Secretario de Seguridad Omar García Harfuch y el presunto intelectual del ilícito: Andrés López.
AMLO, sin embargo, después de haber considerado la posibilidad de un autoatentado, o sea, que el mismo Ciro Gómez planeó y simuló los hechos delictivos, después de más de un mes de aquel suceso, ahora resulta que el acto puede tratarse de la desestabilización a su gobierno ¡Semejante enfermiza imaginación demencial!
Palabras textuales de obnubilación de López Obrador en su conferencia mañanera. Dijo: “No es fácil llegar a los autores intelectuales. Vamos a buscar si es posible hacer algunas reformas para que los que cooperen con información puedan tener una consideración en sus penas cuando se trata de asuntos de interés público, de asuntos de estado, porque esto se trata de desestabilizar, es sabotaje, es subversión”.
Referente a los terribles hechos de terror que ha generado la delincuencia organizada, en distintos lugares de la República Mexicana, nunca han sido calificados por el presidente como actos de sabotaje o de subversión, mucho menos que los delitos de terrorismo lleven el objetivo de desestabilizar su gobierno.
A inicios del año anterior, la Secretaría de Gobernación daba cuenta del homicidio de 47 periodistas y 94 defensores de los derechos humanos. Eran apenas 3 años del gobierno de la 4T. El 90% de impunidad respecto a periodistas asesinados y 99% en relación a los defensores, también informó de ello ¿4 años de desestabilización, de sabotajes y actos subversivos para derrocar a AMLO? ¡Por favor! Raya en la demencia la imaginación del presidente. De acuerdo a su lógica de pensamiento.
Por cierto, respecto al número de periodistas asesinados durante el gobierno de López, no se ponen de acuerdo en las cifras, algo que le conviene al régimen de la transformación; hay quienes afirman que la cantidad dada a conocer hace un año dista mucho de la realidad. Causa de la violencia agudizada, la intolerancia del presidente en contra de todo aquel que lo critique y la abusiva tolerancia en favor de los delincuentes, tierra fértil para asesinar. Tan apoya a los delincuentes que ya piensa en traer de regreso al “Chapo Guzmán”; política pública, mejor trato a los delincuentes.
Lo cierto, AMLO ha polarizado a la sociedad como nunca, entre ella al sector periodístico. Por eso las consecuencias, reina y gobierna la impunidad en esta administración. A los corruptos se les cubre y encubre.
Como siempre, AMLO se “lava las manos”; dentro de sus diabólicas alucinaciones también expresó: “Es que es muy obvio ¿Por qué van sobre un periodista famoso, que además tiene diferencias con nosotros?, pero ya dar un paso de esos, para crear una sospecha de que el gobierno está promoviendo la represión, que está silenciando a voces opositoras, todo eso, ya son palabras mayores y yo no descarto que el conservadurismo haga eso”.
Solo se entrampa el presidente. Con esta afirmación desdeña a los periodistas asesinados por no ser famosos, en automático, esos valen menos; y, como el “monstruo” que le persigue son las sombras del conservadurismo, pues esos fantasmas son los culpables del atentado, luego entonces absuelve a los delincuentes del ilícito que perpetraron. Por expresar tanta barbaridad, el mismo AMLO se trompica con sus aberrantes especulaciones.
Y con eso de que un “diablillo” le dice al autor intelectual del atentado que se quede hasta el año 2030, resulta verdaderamente preocupante y alarmante la obsesión compulsiva por el poder del presidente López y su gavilla de delincuentes. Claro pensamiento hacia la dictadura del autócrata oclocrático.
Otro claro ejemplo de la resistencia a cumplir con el Estado de Derecho; tergiversar las cosas y confrontar a las autoridades no afines a Morena, lo encara el dirigente de su movimiento, Mario Delgado; este delincuente se resiste a cumplir la sentencia del TEPJF, que les prohíbe utilizar la caricatura (eso es, pero malévola) de AMLO y exhorta a toda su militancia a no cumplir el mandato jurisdiccional. Promoción ilegal en tiempos de campaña, sobre todo en El Estado de México y Coahuila. Constitucionalmente impedidos para utilizar recursos públicos para promocionar cualquier figura pública. Los partidos políticos viven del erario, salvo Morena, que recibe aportaciones ilegales, lo cual han acreditado ante las autoridades electorales, como fue el caso d Delfina Gómez, que exigía cuotas a los empleados y retenía de sus salarios un porcentaje como aportación a su movimiento.
Se saben impunes ante cualquier delito, por eso la sentencia de su líder espiritual: “Al diablo con las instituciones”. Camino hacia más violencia.
Héctor Parra Rodríguez