TRAS LA VERDAD
En el documento de renuncia que leyera Raúl Cervantes Andrade, el lunes pasado el hoy ex Procurador General de la República, y del cual diera cuenta ante la JuCoPo del Senado, anunció que en próximos días se estará ejercitando acción penal en contra de algunas personas que armaron esquemas de corrupción de los más sofisticados entre empresas y funcionarios; y esconder el dinero en paraísos fiscales, para lo cual se contó con el apoyo de sus homólogos en varios países ¿Quiénes son esos corruptos? No lo dijo.
Solo esperamos que ante su salida no se pierdan esas pruebas e investigaciones; solo dejó asentada la denuncia en su escrito de renuncia entregada a los senadores. La renuncia no fue el simple agradecimiento de rigor; no, en esta ocasión también denunció a políticos que han entrampado el nombramiento del nuevo Fiscal General de la Nación y la legislación moderna que debe operar, políticos que utilizaron su nombre como pretexto para no aprobar nada -¿Sería Ricardo Anaya Cortés y sus bancadas legislativas?-. Dio cuenta de los atrasos y necesidades de la institución que estuvo a su cargo a unos días de cumplir el año. Esperamos el cuarto Procurador en lo que va del sexenio del Presidente Enrique Peña.
La institución dedicada a la investigación y persecución de los delitos inmersa en aviesos intereses políticos. Esos políticos que han utilizado a la PGR como arma de castigo o protección, según sea el grupo al que se pertenece. En el caso mucho se acusó a Cervantes de proteger a gobernadores corruptos, sin embargo con el paso del tiempo se accionó la justicia en su contra. También se le acusó de proteger a ex funcionarios como Emilio Lozoya, ex Director de Pemex, por aquello de las empresas petrolera o de obra pública que corrompen todo lo que toca -¿Odebrecht u OHL?-. Este importantísimo asunto quedó en una tremenda interrogante que la mayoría de los medios de comunicación han preferido ignorar. Habrá que esperar sin embargo.
También denunció los atrasos de la institución y la necesidad de modernizarla, junto con el enorme marco normativo que no solo es la Ley Orgánica; no, también se refirió a homologar códigos penales de los estados y lo relativo al mejoramiento de los métodos de investigación en la procuración de justicia federal. El ahora ex Procurador no podía irse como lo hacen tradicionalmente aquellos que en realidad son despedidos, pero justifican la salida con una renuncia. En esta ocasión él fue quien denunció, solo que evitó decir nombres de presuntos responsables ¿Prudencia o indicaciones? ¿Será acaso que se lo impidieron? Suponemos que entre ellos –los corruptos- hay políticos, servidores públicos, ex servidores públicos y empresarios.
El hoy responsable de la Procuraduría General de la República, por ministerio de ley, no creo que haga las denuncias y ejercite la acción penal correspondiente en contra de los “peces gordos” involucrados en los ámbitos de corrupción. Habrá entonces que esperar al nuevo Procurador y tal vez, solo tal vez, este ejecute las acciones que dejó pendiente el renunciante Raúl Cervantes Andrade. Raúl no podía seguir sosteniéndose dada la disputa política de Anaya Cortés, por la plaza de Procurador, o del casi inminente Fiscal. Incluso le buscaron en el proceso de desacreditación lo del vehículo deportivo que, para no pagar la tenencia estaba dado de alta en otro Estado y en domicilio falso, todo lo cual hizo que no fuese designado el Fiscal “carnal” como le denominaros los panistas; los grupos parlamentarios buscan la “tajada”. Esos que manejan la doble moral o el doble discurso; esos que en los estados que gobiernan han nombrado fiscales a modo por periodos transexenales e impiden al gobierno de Peña que haga lo mismo; esos que quieren poner un Fiscal a modo son quienes han interrumpido todo el proceso de modernización de leyes y están incrustados en las cámaras federales.
Raúl Cervantes Andrade, senador con licencia, podría regresar a su curul y desde ahí seguir impulsando todas aquellas acciones que, dijo, le impidieron realizar desde la Procuraduría General de la República. Hoy nada se lo imposibilita y está obligado después de las denuncias que dejó por escrito en su documento de renuncia ante sus compañeros senadores. Pero… No puede irse tranquilamente a su despacho y dejar en el olvido todas las acciones que han impedido la modernización de la procuración de justicia que, de paso habrá que decirlo, ha sido todo un fracaso al dejar en libertad a cientos de delincuentes por una exigente y mala legislación que protege más al delincuente que a la víctima. El asunto que denunció no es cualquier cosa y no debiera quedar en el olvido. Sin embargo las amenazas, presiones y compromisos políticos podrían dejar las cosas tal y como están, sobre todo ahora que vivimos de plano un proceso electoral sumamente caldeado, con duras acusaciones de abusos y corrupción, de alianzas inconfesables y temores fundados sobre el posible triunfo electoral de Amlo.