SIN TEMA LOS MALANDRINES: ALFIL

TRAS LA VERDAD

 

Aquellos que de alguna manera se regocijaban periodísticamente con el homicidio del fotoreportero, que se encontraba desempleado -ya no trabajaba para la revista Proceso- la revista amarillista, entre otros falaces seguidores de la mentira, de inmediato convirtieron el doloso multihomicidio, en asunto político, acusando al gobernador de Veracruz como el autor intelectual de semejante delito. Pues no, el asunto quedó preñado por la delincuencia organizada.

 Ahora que, derivado de las investigaciones que ha realizado la Procuraduría del DF, en donde se ha destapado la “cloaca”, familiares del fotoreportero pidieron a la justicia federal el amparo y protección, a fin de que la Procuraduría no de declaraciones sobre el penoso asunto; les concedieron la suspensión provisional y la Procuraduría del DF, ya no emite declaraciones; sin embargo no prohibieron a la prensa difunda lo que ellos por su lado investigan, por eso ha trascendido el enredo delictivo entre inocentes y  narcodelincuentes.

 Ahora todo gira en derredor de la colombiana, quien presuntamente se dedicada a todo menos al modelaje, versión inicial; y los acompañantes de esta el día del mutihomicidio, compartían alegremente el consumo de droga, según versiones oficiales y peritajes practicados a las víctimas; excepción hecha de la señora que hacía la limpieza, quien estaba en el momento y lugar más inadecuado, por ello fue víctima del homicidio ejecutado por los narcodelincuentes, tal cual es su costumbre, asesinan a sangre fría y sin mediar excusas.

 Ahora se sabe que la colombiana habría robado droga a uno de los cárteles, sustraída del aeropuerto internacional de México. Este es hasta ahora el móvil y razón de los 5 homicidios; droga que, según el segundo detenido de apellido Tranquilino, se llevaron después de ejecutar a las víctimas, entre las cuales se encontraba la persona que explotaban carroñeramente algunos medios periodísticamente, después a la señorita antropóloga que nadie sabe a qué se dedicaba, pero identificaron como “activista”, así que se sumó a la causa del homicidio político de los profesionales del desprestigio.

 Un fotoreportero y una activista asesinados, suficiente “leña política” para hacer un polvorín; empezaron las movilizaciones en contra por el supuesto avasallaje a la libertad de expresión y las absurdas acusaciones en contra del gobernador de Veracruz, tildándolo de asesino y represor a la libertad de expresión. Incluso tuvo que declarar en la carpeta de investigación para llegar al fondo de la verdad tanto histórica como jurídica. Por supuesto que el gobernador se desligo y continúa haciéndolo, respecto del multihomicidio.

 El “fuego y pretexto político”, pronto se les terminó a los profesionales de la difamación. Buscaron otro argumento para protegerse estos señores, pretendieron deslegitimar la declaración del primer detenido: “la confesión fue obtenida a golpes”. E intervino la Comisión de Derechos Humanos, poniendo en práctica el Protocolo de Estambul y confirmaron que no hubo confesión violentada. Las puertas del desprestigio se las han cerrado.

Ahora se sabe, según versiones de los participes en los homicidios, que todo estuvo relacionado con las drogas. Sin embargo no dejan de ser víctimas los ofendidos y la autoridad debe responder de acuerdo a sus obligaciones, ayudar a las víctimas; pero el garlito de los homicidios provocados por el gobernador de Veracruz, quedaron deslegitimados y el supuesto ataque a la libertad de expresión, también fue una mentira de los profesionales de la desinformación.

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