TRAS LA VERDAD INSISTE VOCERO DE LA IGLESIA PARA NO LEGISLAR

Nuevamente el vocero de la iglesia católica en el Estado, el padre Saúl Ragoitia Vega, insiste en que no se debe adecuar el Código Civil en materia de matrimonios entre personas del mismo sexo y mejor se avoquen a los contratos de “sociedades de convivencia”. “Tira línea a los diputados locales”.

Según este sacerdote, Saúl Ragoitia, luego del fallo que se produjo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde se establece como inconstitucional a todo aquel dictamen que considere matrimonio como un enlace exclusivo del hombre y la mujer, se percibe una ambigüedad en el tema ¿De dónde obtiene semejante conclusión tan errónea?

Seguramente no ha leído la Tesis Jurisprudencial que es clarísima en su contenido. No deja a lugar a dudas sobre los criterios de discriminación cuando se margina a las personas del mismo sexo para contraer matrimonio. Lo entiendo pero no lo justifico. El vocero se subordina a los principios de la iglesia católica, en tanto que los Ministros bordan sobre los derechos humanos y acciones discriminatoria; dos cosas totalmente diferentes la una de la otra.

Y en el plano terrenal, en un estado de derecho, las autoridades civiles deben obedecer al derecho positivo, no a las doctrinas religiosas. Solo por unos momentos imaginemos aquellos Estados donde reinan los gobierno autoritarios y absolutistas cuyo poder divino y , material emana de Dios, a grado tal que tienen permitido privar de la vida a quienes se opongan a esos principios religiosos. Igual que en la Edad Media. Es horrible un Estado extremista, no la libertades menos derechos humanos. México cambió hace muchos años, sin embargo hay quienes se resisten al reconocimiento de los derechos humanos sin discriminación.

También comentamos en esta Columna la semana anterior, que los mismos Ministros resolvieron los asuntos relativos a la institución del concubinato, figura jurídica que protege a las parejas otorgándoles derechos y obligaciones al igual que a los matrimonios, con la única diferencia de no existir un contrato de matrimonio, aunque la convivencia sea totalmente idéntica a la institución matrimonial. Los ministros acordaron lo mismo ¡Que se legisle en la materia para no discriminar ni violar derechos humanos de las parejas!

De tal suerte que la iglesia se resiste –en algunos aspectos- a cambiar. Sin embargo en otros rituales se ha tenido que adecuar a las nuevas circunstancias mundiales y locales. Por eso no cejan en “tirar línea” para que los diputados no muevan una coma en la institución matrimonial tradicional entre un hombre y una mujer, normas que han sido declaradas inconstitucionales; y les falta el amasiato. Seguramente se organizarán algunos afectados para denunciar en su momento la omisión legislativa, será interesante saber las consecuencias jurídicas de esa omisión. En síntesis, la Jurisprudencia no tiene vacios mucho menos es ambigua como le parece al vocero de la iglesia católica.

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