“La Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) es un organismo público, descentralizado del Estado, dotado de autonomía, personalidad jurídica y patrimonio propio. La Autonomía implica la facultad y responsabilidad de gobernarse a sí misma, bajo los principios de libertad de cátedra, libertad de investigación, libertad de difusión de la cultura y libertad para prestar servicio social a la comunidad”, establece la Ley Orgánica de la institución en su primer artículo.
Este 2017, la Máxima Casa de Estudios de Querétaro celebra 58 años de haber logrado su principio de Autonomía, reconocido por primera vez el 29 de enero de 1959 cuando el gobierno estatal publicó dicha normativa de la UAQ en el periódico oficial “La Sombra de Arteaga”; misma que entró en vigor el 5 de febrero de ese año.
La autonomía universitaria tiene sus antecedentes en siglo XI, cuando en Europa se comenzó a dotar de este principio a algunas instituciones educativas, tal como a la de Bolonia, con el propósito de garantizar la libre enseñanza para que esta labor no estuviera sujeta a los intereses y directrices de las monarquías.
En Querétaro, la autonomía fue un logro que obtuvieron los universitarios como resultado de la huelga de 1958, movimiento estudiantil al que se sumó la sociedad queretana para respaldar a esta comunidad académica y apropiarse, por primera vez, de esta institución que hoy su la Máxima Casa de Estudios.
La universidad es heredera de una rica tradición educativa en el estado. Haciendo referencia a la historia, el cronista de la UAQ, Juan Trejo Guerrero señala que la institución tiene su origen en la fundación de los Colegios Jesuitas en 1625, los cuales pasaron a manos del clérigo secular en 1778. Más tarde, en 1832 pasaron a la administración del estado y en 1869 se convirtieron en el Colegio Civil del Estado; posteriormente, el 24 de febrero en 1951 fue creada la Universidad de Querétaro, siendo designado por el gobernador Octavio S. Mondragón, el Lic. Fernando Díaz Ramírez como rector de la institución.
Relata el cronista que desde ese año hasta 1957 todo transcurrió en calma, pero al darse el cambio en el gobierno estatal y asumir Juan C. Gorráez Maldonado el Poder Ejecutivo de la entidad, éste nombró como rector al Dr. José Alcocer Pozo.
“Esa era una facultad del gobernador, pero la comunidad estudiantil ya demandaba que se le tomara en cuenta y pedía que se restituyera al Lic. Díaz Ramírez, por lo que inició el movimiento de huelga el 16 de enero 1958. Luego se fue complicando porque los jóvenes vieron que era más sólido el argumento de exigir la autonomía universitaria, tal como la Universidad Nacional Autónoma de México la había logrado desde 1929”, indicó Trejo Guerrero.
La huelga se prolongó hasta el 28 de enero de ese año y, un año después, el 29 de enero el gobierno estatal hizo oficial el reconocimiento de este principio que hoy rige el desarrollo de la vida universitaria y el cual también se encuentra consagrado en el Artículo 4 de la Constitución Política del Estado de Querétaro, en el que se estipula la obligación de la administración local de otorgar a esta institución educativa un “subsidio suficiente y oportuno”.
Desde 1983, por iniciativa del entonces rector Braulio Guerra Malo, el 24 de Febrero se conmemora tanto la fundación de la Universidad de Querétaro, como la Autonomía Universitaria a la que alude el monumento que se encuentra en la glorieta de Centro Universitario; entregado en 1983 por el artista Agustín Rivera Ugalde, quien fue director de la Facultad de Bellas Artes.
La autonomía de esta Casa de Estudios se fundamenta en las leyes internas y en las constituciones local y nacional, y cada vez que se camina por los espacios de la Universidad encontramos vivo este principio. La institución se autogobierna y cuenta con sus propios procesos para ello, los estudiantes son libres de pensar y de cuestionar; y los profesores, bajo el ejercicio de libertad de cátedra, también incorporan a sus clases elementos que consideran valiosos para el desarrollo del pensamiento crítico que es inherente a la formación universitaria.
Aunque este principio no incluye el aspecto financiero, dado que esta universidad pública se encuentra al servicio de la sociedad que su funcionamiento a través de sus contribuciones, esto no ha limitado la capacidad intelectual de sus alumnos, profesores y trabajadores, quienes comprometidos con su institución realizan proyectos a través de los cuales generan recursos propios en beneficio de la UAQ para solventar la insuficiencia del subsidio que el gobierno le otorga.