“Uber: una papa caliente” Jesús Roldán Acosta

“Frecuencias”

Actuación oportuna, transparente y armónica, con claro rumbo a seguir deben ser las consignas a cumplir en el desempeño de cualquier servidor público.

Desafortunadamente, no es el pan de cada día, ni tampoco el actuar de   algunos cercanos colaboradores del gobernador Francisco Domínguez Servién.

Ejemplo, del “prietito del arroz” lo encontramos en la persona de Alejandro Delgado Oscoy, que como director del Instituto Queretano del Transporte no ha sabido responder con la atingencia y eficiente respuesta en asuntos de su directa competencia.

Para mucha gente, Delgado Oscoy no ha funcionado en esa alta encomienda, en tanto que no es conocedor, ni mucho menos experto en esa temática, con la “restauración” del transporte público urbano de pasajeros.

No se diga con el desbordamiento y recientes provocaciones ejecutadas de parte de algunos grupos de taxistas (“regularizadas”), que arbitrariamente actúan a guisa de “mafias; aún y cuando ostenten el concepto de que son “regulares”, han dejado mucho que desear con su pésima atención en la prestación del servicio de taxistas. Ya que impidieron el funcionamiento del servicio del traslado de personas en automóviles particulares, que operan con el aval de la empresa internacional Uber y cuyo destino era dejarles en la Terminal de autobuses de Querétaro (TAQ).

Uber otorga empleos (e ingresos netos) a sus operadores, otorgándoles –al inicio de entrar en funciones en Querétaro, el 80% de la comisión por trasladar de inmediato a las personas; el restante 20% se lo queda Uber. Ahora es otra la manera del pago de comisiones: 75% para el particular y el 25% para Uber).

La transacción se hace mediante el pago con tarjetas de crédito, se evita con ello el circulante: la calidad del servicio proporcionado por los operadores de Uber, según personas a las cuáles entrevisté es óptima, en la mayoría de los casos reciben trato cordial y humano. Las unidades vehiculares son de modelo reciente y limpias.

A diferencia de infinidad de taxis que circulan en la capital de Querétaro, que se encuentran en deplorables condiciones mecánicas, no se diga de sus interiores.

¿Quiénes de nosotros no hemos experimentado el mal trato de los taxistas, de malos olores de las vestiduras, del elevado volumen de sus radios?, así como la manera violenta de conducir; como si trasladasen reses o productos agrícolas; más no de personas.

Además del frecuente cobro desproporcionado y del manejo arbitrario de sus tarifas; éstas van de la mano según el estado anímico de cada operador.

Por el contrario, los operadores de Uber no cobran en efectivo, el pago es mediante tarjeta de crédito, se acredita el pago al momento de solicitar el servicio a la aplicación respectiva. El usuario puede monitorear el recorrido y el tiempo real del desplazamiento del vehículo, así como las placas, la fotografía y el nombre del operador.

Las unidades vehiculares son inmejorables, sus conductores son propietarios de sus automóviles; en consecuencia, los cuidan muy bien. En síntesis, es un servicio propio de “primer mundo”, a lo que le apunta cualquier actividad mediática que con regularidad propala el edil capitalino Marcos Aguilar Vega.

Sabemos que la competencia siempre es buena y será positiva para todos, sobre todo para el usuario final: el cliente, que es el que paga por ese servicio de calidad. Y actúan a manera de convenio entre particulares.

De cualquier manera, para ser claros, cualquier tipo de transporte público de pasajeros (y también para el traslado de carga) debe estar pulcramente regulado; debe conducirse con legalidad.

 Desafortunadamente, y al parecer, Uber actúa al margen de la Norma. En tanto que no paga impuestos; no poseen concesiones; los operadores de esa empresa tampoco cuentan una licencia de manejo para choferes; tienen que acreditar ante las respectivas instancias estatales la serie de exámenes de capacitación para la prestación, a los que sí debemos reconocer que sí se les exige es a los taxistas. Todo eso lo lleva el Instituto Queretano  del Transporte.

En síntesis, Uber debe propiciar que sus operadores particulares que prestan un servicio público de pasajeros cumplan con las reglas ya descritas. Y deberá ajustarse a la respectiva Norma del transporte público; no hay de otra.

De cualquier manera, las acciones realizadas ayer y hace varios días por parte de los taxistas han sido beligerantes, no sólo se enfocó en la Terminal de Autobuses de Querétaro (TAQ), también sucedió algo similar en el Centro Comercial denominado “Plaza Antea”, ubicado al norte de la ciudad.

Definitivamente los operadores de taxis violentaron el estado de derecho y se tomaron la justicia por su propia mano; secuestraron y se tipifica como delito el robo de automóviles al solicitar a grúas particulares a que subieran las unidades de Uber y las llevaran a los corralones de la ciudad, al parecer con la aprobación del IQT, el mismo que coordina Alejandro Delgado Oscoy.

Además de que establecieron retenes a la salida de la TAQ, impidiendo el libre tránsito de las unidades conducidas por operadores particulares, al amparo de Uber. Contraviniendo, de esa manera, a la misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

Por su parte, los representantes de esa empresa dejaron en la indefensión a sus conductores, únicamente se concretaron a pagar el acarreo y el resguardo de los vehículos, a fin de que estos quedaran liberados.

Uber, invariablemente, tendrá que ajustarse a lo que establecen las normas en cuanto al tipo de concesiones y a cumplir con todos y cada uno de los requisitos legales. ¡No hay de otra!

¡Uber, No puede saltarse las trancas, así por así!

La Ley y sus Reglamentos deben operar para todos por igual.

La autoridad estatal debe alentar y llamar a la cordura a las partes involucradas en el presente conflicto e impedir que como burbuja crezca esa insatisfacción.

Sin embargo, no creemos que el gobierno estatal pretenda arropar a  los grupos de taxistas, muchos de los cuáles han hecho de las suyas históricamente; tal parece que, como al inicio mencioné, muchos de ellos se conducen con criterios de mafias del volante.

Los taxistas, también han sido y se han comportado de una manera sui generis, como “carne de cañón” y han prometido llevar votos –en épocas de elecciones- para gobernantes en turno.

Ese hilo conductor ha mostrado perniciosas experiencias, los problemas por ese pésimo servicio de taxistas persisten; las autoridades no ha puesto remedio a esa situación.

Finalmente, mucho tendrá que hacer la autoridad estatal (y a la de ya), tendrán que actuar con decisión e inteligencia para solucionar esa situación específica, misma que podría amenazar con desbordarse.

Luego entonces, uno se pregunta, finalmente ¿de qué vale que nuestros funcionarios públicos salgan en búsqueda de inversiones nacionales y extranjeras para atraer fuentes de empleos, aunque sean en este caso concreto de pocos, si no se otorga prueba fidedigna a los inversionistas de que se les ofrece certeza jurídica y paz social?

@JROLDANA

 

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